Después de la Tempranillo la Bobal es la varietal tinta más cultivada en España, seguida de la Garnacha. Pero llama poderosamente la atención que casi la totalidad de la Bobal se concentra en dos únicas zonas vitícolas como son Utiel-Requena y Manchuela. Entre ellas se extiende un mar de vides que ocupa una extensión de 85.000 hectáreas, el 8% del viñedo español. Todavía se encontrará en el Bajo Aragón, donde se la conoce como Provechón, y algo queda también en Córcega (Bovale di Spagna), introducida en el siglo XIV por colonos de la Corona de Aragón. Ana Gómez, Iván, José y Silvia son socios en TresGe Wine Consulting, asesoría especializada en viticultura, enología y comercialización de vinos. Comenzaron en esta firma trabajando para diversos proyectos hasta que en 2007, animados por un grupo de amigos comenzaron a vinificar también las uvas de cepas viejas de Bobal que sus ascendientes tienen en las proximidades de Casas Ibáñez, en la mancomunidad de La Manchuela. Al cabo de unos meses la familia respaldó el proyecto de lo que hoy es Gratias, un reconocimiento a los que durante estos años les han ayudado en la vendimia, a embotellar, a los que les han enseñado a hacer vinos, a realizar las analíticas y a los que les han hecho entender que el vino es una forma de vida. Uno de los que elaboran es el Gratias Maximas, un tinto del primer viñedo que comenzaron a trabajar, con cepas viejas de Bobal de más de 80 años y de otras parcelas de la zona en terreno arcilloso. Al comenzar la vendimia hacen un pie de cuba con levaduras autóctonas, fermenta en depósito de acero inoxidable y tiene una crianza de 12 meses en barricas de roble francés, no nuevas, para que las maderas no quiten protagonismo a la fruta. Tiene aromas a frutos negros maduros, a sotobosque y plantas aromáticas, pero sorprende su gran amabilidad en el paladar, donde se muestra sedoso, fino, elegante y fresco. Los vinos de Gratias no son una gama industrial, no están pensados para diferentes nichos de mercado sino que cada vino tiene su personalidad. Otro de sus tintos es el Got, también de viñas viejas de Bobal, pero en este caso de varias parcelas en dos altitudes, en suelos con arena y cantos rodados, buscando el carácter frutal y la frescura con buena maduración. Fermenta en inoxidable y después el vino va pasando por tinajas de diferentes capacidades durante cinco meses. Es de color rojo cereza de capa media, con tonalidades amoratadas en el ribete. Aroma a frutas rojas y negras (ciruelas), floral (violetas), mineral, se va abriendo y aparecen balsámicos, plantas aromáticas y confitura de fruta negra sobre frutillos rojos. Buena entrada de boca, de cuerpo medio, amable, con buenos taninos, equilibrado, fresco, sabroso y largo. Y aún hacen más vinos interesantes.