Hace ahora cuatro años una gimnasta de 17 años regresaba de Londres con un diploma olímpico en su mochila. En su pueblo, Turís, la recibían como la auténtica heroína que era, pero ella, aunque contenta lógicamente con el cuarto puesto conseguido en la final de conjuntos, sabía que tendría más oportunidades de luchar por colgarse una medalla. Ahora, cuatro años después, esa cita ha llegado. Elena López cuenta los días para partir hacia Río donde empezará a competir el día 20 junto a sus cuatro compañeras en un equipo en el que está la alicantina, y capitana, Alejandra Quereda, así como Lourdes Mohedano, Artemi Gavezou y Sandra Aguilar.

Todas ellas afrontan los últimos y exigentes días de preparación en el centro de alto rendimiento de Madrid y lo hacen con la conciencia y la tranquilidad de saber que han cumplido con creces en las competiciones previas. No en vano, este año han logrado medalla en todas las Copas del Mundo menos en una, con oros en Espoo y Guadalajara. Desde Madrid, Elena López atiende a Levante-EMV y asegura que la presión les llega más desde afuera: «Como en casi todas las Copas hemos ganado medalla, ahora se centran en eso, pero creo que realizando un buen trabajo, lo otro ya se verá. Hay posibilidades, pero estará muy reñido porque son unos Juegos donde están las mejores y las diferencias son mínimas».

La gimnasta de Turís lleva toda una vida ligada a la gimnasia. Empezó en esto a los seis años animada por su amiga, Alba Lozano, y lo que en un principio era «una forma de estar con las amigas y pasarlo bien», pronto se convirtió en su modo de vida. «Cuando empiezas a ir a campeonatos de España y a ser llamada por la selección te va cambiando el chip. Un día llega una carta y te vas a vivir y entrenar a Madrid». A ella, esta misiva le cayó en su buzón con tan solo 13 años. Un tren que no podía dejar escapar y que, con la ayuda de sus padres, decidió tomar: «Lo más duro fue alejarme de mi familia tan joven, pero una vez aquí te vas haciendo, además ellos me apoyaron siempre», destaca.

Elena López recuerda que al inicio, al ser menor de edad, tenía que vivir en un piso con otras compañeras y una monitora, y ya a los 16 años pudo entrar en la residencia Blume junto con el resto de deportistas. Así que para ello esto de vivir en una especie de villa olímpica es algo más que habitual. Allí entrenan y estudian hasta el bachiller. «Luego, si quieres ir a la universidad (ella está cursando un ciclo superior de educación física) te tienes que buscar la vida. Muchos estudian a distancia, pero es casi imposible ir a curso por año», comenta. López asegura que la convivencia es buena y destaca su amistad con compañeras como la propia Quereda: «La conozco desde antes de entrar aquí. Me llevo muy bien con ella desde siempre. Aquí hemos congeniado muy bien. Tiene un carácter muy competitivo y sabe cómo tirar del equipo para arriba. Hace muy buen papel». Ella también manda ánimos a un Néstor Abad que intentará lograr medallas en artística: «Le dijeron hace poco que iba a participar. Entró aquí como yo, sobre 2008 y tenemos una buena amistad, espero que lo haga muy bien».

Por su parte, Alejandra Quereda, líder del equipo, valora los éxitos logrados en las Copas del Mundo que ahora les sirven «para seguir ganando confianza y ver los detalles que había que pulir».

Ellas dos son parte de una amplia presencia femenina española en estos Juegos donde por primera vez se ha llegado casi a la paridad con un 46,6%. A este respecto, López dice que «las deportistas femeninas están logrando muy buenos resultados y estamos muy orgullosas». Eso sí no pone más presión: «Espero que salga todo muy bien. Si logramos más medallas que ellos, como en Londres, genial, pero sino tampoco pasa nada».

Lo que sí lamenta es que en deportes como el suyo para lograr tener protagonismo hay que obtener grandes resultados: «Ahora nos prestan más atención. Cuando estás en la cima sí se acuerdan de ti, pero cuando más lo necesitas no te echan un cable. Tienes que ganar plata o oro para que se te reconozca». Una llamada de atención a la burbuja que se crea con los Juegos y que luego se va diluyendo a medida que pasan los meses y deportes como la gimnasia vuelven a quedar en el olvido y el silencio.