Leer a Garrigues Walker siempre te reconforta. Su última columna de opinión —«El valor de las modas»— te hace llegar a una conclusión. Seguro que 2012 es un año mejor que el que acabamos de dejar atrás. Yo también soy un convencido de ello, aunque en todos los mass media y análisis económicos constatan lo contrario. Por lo menos, seguro que este año que acaba de comenzar marca un punto de inflexión en esta caída libre en la que estábamos instalados, una inflexión que tendrá que contar con el esfuerzo de todos, como indican las primeras medidas adoptadas por el Gobierno y en los presupuestos que están cerrando las diferentes administraciones.

Hemos cerrado un año muy electoral, de sobredosis diría yo. Elecciones municipales, autonómicas y nacionales. Año de remodelaciones, de nuevos gobiernos, de muchos nombramientos y de también muchas salidas de referentes políticos de las últimas décadas. Algo parece que cambia en nuestra política, ciclo de renovación toca.

Una renovación política que siempre debe implicar respeto, normalidad e higiene democrática. Espero que sea un tiempo de oportunidades y responsabilidades para los jóvenes que tengan un compromiso ético y valores de cara a trabajar por nuestra sociedad, de la local a la global, siempre con altura de miras y coherencia.

El año 2011 ha elegido nuevos alcaldes, muchos de ellos vírgenes en esto de la política sin una contaminación del establishment del partido. Nuevos concejales, diputados y gente que está en la fontanería de una administración (jefes de gabinete, directores de comunicación, asesores...) ya la mayoría nacidos en democracia y con una notable formación académica. Profesionales, serios, competentes y con un sentido de lealtad a lo que son y representan los valores democráticos.

Una nueva generación que quiere bajar a la arena de la política, saber cuál es la realidad de la calle, en contra de la política posmoderna, visual y de eslogan que nos ha precedido, y están convencidos que con responsabilidad y sin demagogias podemos salir adelante. Estar en este meollo de la política y participar en la administración significa trabajar para resolver problemas no estar para caer simpático a tú vecino y está difícil situación en la que vivimos, por lo menos a mi me lo hacer recordar día a día.

Este 2012, políticamente hablando, va a ser un año de congresos internos en los principales partidos. Debe ser un año de responsabilidad, de ética y compromiso con los ciudadanos, de dar ejemplo y dar carpetazo a las malas gestiones públicas, al descontrol y al despotismo... Debe ser el año en que el ciudadano y el político se vuelvan a mirar a la cara y crear confianza, el año de dejar de estar ausente ante los problemas reales, de dejar el sectarismo, del refugio en las familias de los partidos y debe ser el año de nuevas personas, con nuevos proyectos y nuevas ilusiones. Debe ser un año en positivo, de reconducir y marcar el camino para salir de está situación, con sacrificio, esfuerzo y con la única ideología del sentido común.

Y como dice Antonio Garrigues Walker, «ya está bien de crisis, 2012 debe de ser el año de reaccionar con dignidad y grandeza». Es un buen consejo para empezar, ¿no? Feliz año.

Secr. organización PP de Alfafar