Opinión
Centralismo pluviométrico
Debido a una potente borrasca mediterránea y a los vientos del nordeste, un positivo temporal de lluvias ha afectado al sudeste español, pero muy especialmente a ese rincón que algunos denominamos «comarcas centrales valencianas» y que queda al sudeste de la provincia de Valencia y al nordeste de la de Alicante. Vicente Aupí, al reflexionar hace unos pocos días sobre la vuelta al centralismo de Aemet, que va a suprimir los grupos de vigilancia periféricos y centralizar la predicción, lo consideraba, como yo, un error. El principal periódico de la provincia de Alicante informaba el lunes pasado de que, a pesar de la alerta, en la provincia de Alicante no se habían rebasado los 60 mm. Algo similar se decía en la información nacional de TVE. Parecen hechos inconexos pero merecen una reflexión de conjunto. Definitivamente, el centralismo capitalino y urbano, bien sea madrileño, valenciano o alicantino, resulta patente también en la climatología. Es indignante que se dijera que no había llovido lo que se esperaba porque en Alicante o en el litoral urbano apenas lo había hecho, puesto que en el interior de esas «comarcas centrales» antes citadas ya había diluviado. Vall d´Ebo, un precioso pueblo del interior de la provincia de Alicante, aunque muy cercano al litoral, ha acabado superando desde el domingo 4 hasta el jueves 8 los 570 mm. No ha sido casual, mis amigos de Avamet instalaron ese pluviómetro allí hace un año porque sospechaban que podía ser uno de los lugares más lluviosos de la Comunitat Valenciana y, en estas situaciones, uno de los que es capaz de registrar más lluvia en unas horas pero también en unos días, siempre que se dé uno de estos temporales del nordeste. Más allá del récord citado, en estas comarcas han abundado los registros por encima de 100, 200 e incluso 400 litros por metro cuadrado. En los últimos 60 años se contabilizan más de 30 episodios de este estilo, de una torrencialidad más diaria que horaria, que son muy típicos de estas comarcas. Como me dice un amigo, es una situación de lluvias que en las previsiones nacionales todavía se pronostica como de «chubascos débiles, localmente moderados» y que los de aquí ya sabemos traducir.
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