El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) echó mano del «seny» ( o «trellat» para no ser lapidado en una plaza por traidor) y zanjó uno de los episodios „el de la cadena independentista de Vinaròs„ de la delirante espiral emprendida por la Generalitat y el PP contra el fantasma catalanista. Seguramente ni hacía falta que se reunieran los magistrados „que deben tener temas más importantes de los que ocuparse„ para dejar en paños menores a subdelegado del Gobierno de Castelló que prohibió lo que era un evidente ejercicio de la libertad de expresión, es decir reivindicar de manera pacífica una aspiración tan legítima como otra cualquiera. En fin, otra escalada en esta insensata carrera de desempolvar un tema que parecía enterrado en pleno siglo XXI para ganar un puñado de votos en el caladero ultra. Después, por ejemplo, vendrá el GAV e intentará boicotear una actuación de Pep Gimeno «Botifarra» por catalanista. Y el Consell le dará la medalla al mérito cultural, lógicamente en reconocimiento de la labor del cantante de Xàtiva y no sé si también para limpiar su conciencia.