Una profunda borrasca se ha situado en el mar del Norte y sur del Báltico, llegando a Rusia por el este y al Sáhara por el sur. En su dominio del continente europeo, la borrasca se ha instalado sobre nuestra península y las Baleares. En las borrascas del hemisferio norte, los vientos giran al contrario que las agujas del reloj, de modo que nos llegan vientos del norte, desde el océano Ártico. Por eso es la región cantábrica la que se está llevando lo peor del azote, con impactantes imágenes de la ría de Bilbao a punto de desbordarse. Para la mayoría de las restantes provincias en alerta, a sotavento del «Bóreas», el frío viento del norte, no hay lluvia. Viento y solo viento. En la red universitaria, solo destacan, y de qué manera, los 38,9 mm de Fredes, acordes con los 40,2 medidos por Aemet en la Pobla de Benifassà. Del resto, solo la Salzadella alcanza los 5 mm y 1,8 mm cayeron en el observatorio universitario de Castelló. Sin embargo, los datos de viento son muy importantes, rozando velocidades huracanadas, por encima de los 120 km/h. En la Plana, en la universidad, protegida por los relieves de la Serra del Desert, se quedaron en 48,3 km/h, pero aumentaron a los 70,8 en el puerto. Hacia el interior de la provincia, los valores se elevan. 62,8 km/h en Jérica, 70,8 en la Salzadella, 72,4 en el aeropuerto. En zonas más elevadas y picos de montaña, se muestra la conocida espiral de Ekman, el desvío y desaceleración del viento por el rozamiento con la superficie. A más altura, menos rozamiento, más velocidad. Fredes y Atzeneta superan los 90 km/h y tres auténticos mástiles orográficos superan los 100 km/h: 106,2 en el tarraconense Monte Caro, 107,8 en la sierra Engarcerán y hasta los 117,5 km/h ha llegado el Desert. Pueden seguir los datos en www.climatologia.uji.es.

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