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Empacho electoralista

Los ciudadanos ya están saturados de la actuación de los partidos políticos que preparan las elecciones del próximo 26 de junio. Sus líderes y séquitos ocupan horas y horas en las televisiones, las cadenas de radio y decenas de páginas en los medios de comunicación escritos. La sensación de agobio es absoluta.

La demagogia de la oposición es ine-narrable, cuando no amanerada. Es el caso de los comunistas de Podemos / IU. «La sonrisa de un país», dice su eslogan. Puro Julio Iglesias, el cantante.

El PSOE se vale, como los comunistas, del vocablo «cambio». Ya lo utilizó el PSOE de Felipe González y Zapatero. Éste cambió tanto el país que lo dejó en el precipicio del rescate por la UE. El PP empezó a gobernar con el peso muerto de 30.000 millones más de deuda de la confesada por ZP, y más de cinco millones de parados. El electorado tiene una memoria débil. El presidente gótico engañó a todo el país. Ciudadanos siempre es una incógnita. Es un partido cuyo himno debía ser la rumba «Entre dos aguas», de Paco de Lucía. Su líder, Albert Rivera, más conocido como Don Limpio, ¿entra o sale?

El vídeo de su campaña electoral es lo más semejante a la película «Los lunes al sol». Varios trabajadores se reúnen en un casposo bar y cuentan sus problemas. Víctimas de la reconversión industrial, culminada por el PSOE de González a instancias de la CEE. Fue estrenada en 2002. Gobernaba el PP de Aznar. Obtuvo mucho éxito porque cierta crítica y una parte de los espectadores «concienciados», interpretó que era una metáfora sobre el centro derecha.

En el vídeo del bar, uno de los trabajadores, ¡con barba hipster!, afirma que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha estado cuatro años sin hacer nada, «sólo leyendo Marca». Ante una memez demagógica de este calibre, exigimos a Don Limpio que vuelva a salir semi desnudo como en el cartel electoral para la presidencia de la Generalitat catalana de 2006. Sólo se tapaba sus partes pudendas con ambas manos. ¡A que ahora no se atreve!

El video del PP es sobrio, como Mariano Rajoy. Un fiable administrador del país. Al fin y al cabo, el presidente de cualquier nación debe de ser un contable, de aquellos del al debe y al haber, el activo y el pasivo o las mercaderías en camino. Rajoy camina temprano, a paso ligero, y nos señala algún monumento artístico. Está exento de «agit prop» (agitación y propaganda), término leninista. La «agit prop» es el instrumento político y electoral propio de las izquierdas, en grado variable. Podemos es su expresión máxima, estalinista.

Escrito lo anterior, me han entrado ganas de irme a la cama. Pero antes, quiero glosar «El Sueño de los Españoles», un estudio del Centro de Investigación del Sueño de Flex. Los sueños, sueños son, ya lo escribió Calderón. Los sueños políticos son, como en Mayo del 68, cambiar la sociedad, cambiar el mundo o en el súmmum de la cursilería leninista, «asaltar los cielos» (Podemos).

En la Comunidad Valenciana se duerme 7,1 horas, sin contar la siesta. Los fines de semana, la población valenciana (39%) es la más trasnochadora de toda España. Trasnochar siempre me ha parecido una pérdida de tiempo. Hasta el extremo de que el 31 de diciembre me acuesto a las 12,05 horas porque quiero levantarme fresco para ver y escuchar el concierto de Año Nuevo retransmitido desde la Sala Dorada de la Musikverein de Viena. Y soy tan valenciano como Raimon o Pep Gimeno Botifarra.

Mientras los hombres españoles duermen algo menos de siete horas, las españolas están en la cama una media de 7,2 horas. La causa radica en que la mujer realiza más tareas -dentro del hogar o fuera y en el hogar- que el varón. Esto indica que aún no es real la igualdad, un bonito sueño como tantos otros. Pero algo sí se ha avanzado, gracias a los electrodomésticos.

Lo más impresionante de la encuesta es que un 9% duerme con una mascota en la cama (perro, gato, hámster). Al respecto, escuché en la radio el testimonio de una señora casada que pone a su perro entre las sábanas «cuando mi marido está de viaje». Imaginemos que se presenta de improviso, ve a su mujer durmiendo y un bulto a su lado. Piensa que tiene un amante y enloquecido por los celos le dispara al perro. Una catástrofe matrimonial. La mujer se divorcia. Y al perro le organiza un Te Déum en un tanatorio canino. ¡Cómo está el mundo!

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