Señor presidente:

El pasado 19 de septiembre, la Coordinadora Feminista presentó un escrito dirigido a usted con copia a la vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad, al secretario autonómico de Inclusión y de la Agencia Valenciana de Igualdad, y a la directora general del Instituto Valenciano de la Mujer y para la Igualdad de Género. En dicho escrito pedíamos, textualmente, la retirada «del proyecto de Orden de la Vicepresidencia y de la Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas por la que se configura la red pública de atención social integral a las víctimas de violencia de género así como las condiciones y requisitos de funcionamiento de los recursos especializados en su atención».

No hicimos tantas copias del escrito porque nos guste malgastar papel, ni mucho menos escribir nombres largos. Le escribimos a usted para asegurarnos de que tuviera conocimiento de la situación y en la esperanza de que, como máximo representante de un poder al servicio del pueblo, se tomara algún interés en el tratamiento que ese poder tiene previsto dar a las mujeres víctimas de violencia machista, en ese límite tan injusto en que tienen que vivir en las llamadas casas de acogida (más bien viviendas tuteladas, en la concepción institucional vigente).

No contestó usted, probablemente ni tan siquiera leyera nuestro escrito. Recibimos un oficio en el que se nos notificaba que se daba traslado a otros organismos (a los que ya habíamos mandado copia, y le constaba). Sabemos que es una persona ocupada y que el tiempo es un bien escaso. Para que pueda dedicar una parte de su atención al tratamiento que ese Gobierno piensa dar a las mujeres víctimas de violencia machista, le vamos a liberar de no pocas de sus horas:

no queremos que nos vea en el telediario porque una de nosotras ha sido asesinada; no queremos que nos lea en las páginas de sucesos; no queremos los minutos de silencio.

Por si se hubiera perdido el anterior, le enviamos nuevamente el escrito del 19 de septiembre. Con el ruego de que, esta vez sí, lo lea usted y decida hacer algo al respecto. Esperamos que nos conteste. No por nosotras, sino por su propia dignidad y la de cientos de miles de mujeres que se ven privadas de respuestas. La palabra también es un bien escaso.