La Asociación de Víctimas del Metro se creó a raíz del accidente ocurrido el 3 de julio de 2006. Queríamos saber lo que pasó. Esta ha sido nuestra reivindicación principal.

Con el paso del tiempo nuestras quejas fueron dirigidas también a la gestión posterior, que es la que más daño nos hizo. Porque la pérdida personal la puedes asumir con el tiempo, pero que te fallen las instituciones, que las personas que deben velar y garantizar los derechos de los ciudadanos, nos dejaran tan desprotegidos, fue muy duro para nosotros.

Podíamos entender que existan fallos, errores, y el accidente suceda. Pero lo que no se puede aceptar, es que una vez ocurre, no se mueva Roma con Santiago para averiguar cómo ha podido suceder, sabe qué ha fallado, y poner las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir. Lo que no podemos aceptar, ni como víctimas ni como sociedad, es que la única preocupación de la empresa, sea salvar el puesto.

FGV se defiende alegando que para la Frecuencia de Paso de la línea 1, la única protección exigible es el andén. Y de nada sirve que el sentido común diga que si hay puntos peligrosos, también hay que protegerlos. FGV insiste que nada obligaba a proteger la curva.

Y se quedan tan panchos. Sin cuestionar que esa falta de normativa, es un error. Que contando con las medidas que hubiesen evitado el exceso de velocidad, el no instalarlas en la Línea 1, fue una negligencia.

Ni siquiera se lo han planteado? Al contrario. Los directivos de FGV siempre han defendido que el accidente fue un suceso fortuito, que el responsable fue el conductor. Así que por una parte tenemos a la empresa defendiendo su gestión, y por otra a las víctimas y afectados denunciando una mala gestión.

Yo he intentado ponerme en su lugar, y como decía antes, puedo comprender que sucedan accidentes, pero que tras la muerte de 43 personas, el único interés sea defender el nombre de la empresa, me parece un comportamiento inaceptable. Y se puede pensar que no soy objetiva, que hablo movida por el dolor. Pero los datos no me los invento yo, los aporta FGV, y dicen que las líneas 3 y 5 tenían instaladas balizas que frenan el tren si sobrepasa la velocidad permitida. Y la línea 1 no.

Podemos estar horas debatiendo y justificando la actuación de FGV, hemos estado así 10 años, y lo que nos hemos encontrado ha sido una gestión que no incumple ninguna norma, pero que no es la correcta. No puede ser correcta cuando mueren 43 personas y otras 47 resultan heridas.

Hemos visto cómo una instrucción judicial puede atenerse a la ley, sin buscar todas las causas del accidente y sus responsables. Que la Comisión Parlamentaria de 2006 tampoco incumplió la normativa, pero no fue objetiva, ya que fue dirigida por el partido al que se estaba investigando como gestor de la empresa.

Nos hemos encontrado con un Gobierno que nunca ha cuestionado la gestión de FGV anterior al accidente, ni la gestión posterior: ocultación de informes, borrar los datos de la caja negra intencionadamente, preparar las respuestas que el personal de FGV debía repetir en la Comisión Parlamentaria, etcétera.

Por el contrario, su respuesta fue una estrategia de olvido, con el cambio de nombre de la estación del accidente, manipulación de RTVV para no informar sobre el accidente, o tratarlo como tema de menor importancia, (según denuncia de los propios trabajadores), y «criminalización» de las víctimas, acusándonos de estar politizados y querer dañar la imagen del Partido Popular. Resulta que los malos éramos nosotros por protestar.

Y esto nos ha hecho mucho daño. Sólo queríamos comprender cómo pudo suceder un accidente tan brutal, y tener la certeza que algo así jamás se volviese a repetir. Y lo que obtuvimos fue desprecio y silencio. Nos ignoraron pensando que nos cansaríamos de protestar. Y eso no estuvo bien. Lo mínimo que merecíamos como víctimas o afectados en concreto, y como sociedad en general, era un poco de respeto. Y no lo obtuvimos.

Porque no quisieron molestarse. Sólo con que Francisco Camps hubiese recibido en 2006 a la Asociación, y hubiese realizado algún gesto, nos hubiésemos ido a casa, ahorrándonos estos 10 años de sufrimiento. Habríamos pasado página y cerrado el duelo. ¡Con lo fácil que era y lo largo que lo han hecho...!