Ha influido la instalación de antenas de telefonía móvil en la caída de un mayor número de rayos en áreas urbanizadas? Esta es la pregunta que se ha hecho un equipo de investigación de la Universidad de Oklahoma en Norman y sus resultados son de gran interés. A partir del estudio de una serie de veinte años (1995-2015) de imágenes de la red de rayos instalada en los Estados Unidos por la NOAA, que permite conocer el lugar, la hora y la polaridad de la descarga registrada, se comparado con la ubicación de antenas de telefonía instaladas en dicho período en los estados del noreste de este país.

Se trata del área con mayor número de edificios altos, sobre los cuales se han instalado antenas de telefonía. El estudio demuestra que el número de descargas nube-tierra registradas ha aumentado un 29% en aquellas áreas donde se ha instalado una antena con menos de 300 m. de altitud, a lo largo del período de estudio.

Pero este aumento se eleva al 150% en aquellas antenas más elevadas que alcanzan los 400 m. de altitud desde el suelo. Es cierto también que el número de antenas de telefonía en el área estudiada ha pasado de 38.000 a 130.000 en el intervalo de estudio, de manera que la probabilidad de que el rayo se dirija a una antena de telefonía aumenta.

Por tanto, no se trata de que haya aumentado el número de rayos que caen desde una nube a tierra. Se comprueba que la presencia cercana de una antena de telefonía en el área de impacto del rayo, en un radio de 5 kilómetros, es más frecuente.

Sería interesante realizar un estudio de estas características en nuestro país, que cuenta ya con algo más de 60.000 antenas de telefonía móvil distribuidas por todo su territorio. Se puede decir que en este caso el riesgo de un impacto en un área geográfica puede ser mayor si hay una antena próxima. Pero hay que comprobarlo con más detalle.