El escritor Josep Pla escribía en sus libros que la gente ampurdanesa era abierta por efecto de la tramontana que marcaba el carácter de la gente que vive en el Empordà. Es cierta esta afirmación, aunque no la exprese un científico sino un escritor. Las personas vivimos en diferentes climas, con una variabilidad impresionante de temperaturas, precipitación, nubosidad, insolación, velocidad del viento, lo que condiciona el carácter de la gente que vive en cada lugar.

Además debemos añadir que en función de la latitud tenemos lugares del planeta donde el día tiene una duración similar a lo largo del año, como es la zona tropical, u otros lugares donde las condiciones de luz son más extremas, con muchos meses de oscuridad durante el invierno y muchos meses de claridad durante todo el día, como son las zonas polares.

Esta teoría de la influencia del clima en el carácter de las personas se encuentra dentro de los paradigmas de la geografía, y se llama determinismo climático. Por este motivo a menudo se dice que las personas que viven cerca de la orilla del mar Mediterráneo son abiertas, expresan sus sentimientos y emociones sin tener vergüenza de hacerlo, mientras que la gente del norte de Europa son más cerrados, les cuesta además hablar con desconocidos y expresan menos sus emociones.