Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En el adn festero de los valencianos

La Procesión de alguna manera radiografía, secuencia o escanea el ADN de los valencianos, cómo hemos sido y seguimos siendo como pueblo, exultantemente lúdico, que vive en permanente estado de fiesta. La historia del Corpus valenciano es la historia viva, festera, del pueblo valenciano, con todos los elementos festivos que nos describen, desde la pirotecnia a los toros. Desde hace casi siete siglos no hemos cambiado nada absolutamente en materia de fiestas.

Nos costó arrancar, desde que el Papa Urbano IV dispuso se celebrara la fiesta de Corpus Christi en la Iglesia Universal en 1264. En sus fundamentos históricos, hallamos dos milagros eucarísticos ocurridos en tierras valencianas, el de LLutxent y el de Alboraya. Esto hay que reivindicarlo, pues cuando fuera de aquí se cuenta la historia de Corpus ni se les menciona.

La Iglesia fue hábil y cargó sobre el Consell de la Ciutat la responsabilidad de organizarla y pagarla desde su primera edición. Es, por lo tanto, una fiesta de la Ciudad, en buena parte municipal. En consecuencia, una fiesta del pueblo, donde éste es el gran protagonista en llaor del sagrat Cors de Jesús.

Joseph Teixidor cuenta que «para que esta procesión fuese lucidissima procuró la Ciudad que en ella fuesen varios personajes vestidos de trages que representasen aquellos misterios de la Ley Antigua que fueron sombra i figura del misterio de la Eucharistia, para que el pueblo que los ignora, tuviesse motivo de preguntar su significado, i se excitasse a la mayor devoción de tan soberano misterio».

El pueblo puso a los pies de Jesús Sacramentado lo mejor que sabía hacer y tenía, la parafernalia de la fiesta: las danzas, el teatro, la cabalgata, el desfile, ? hasta el extremo de que del teatro de Corpus, els misteris, nació el teatro laico en Valencia.

La procesión de Corpus de Valencia es, en razón a ello, un mestizaje de lo religioso y civil, bulliciosa por sus bailes, ruidosa por sus músicas y fuegos pirotécnicos, antaño a veces grotesca y burlesca, al tiempo que serena y silenciosa, elegante, pausada.

Las autoridades municipales de aquellos tiempos tan conflictivos, muy atrevidamente y por el bien de la convivencia o coexistencia, se esforzaron por integrar en la mismísima procesión de Corpus elementos culturales judíos e islámicos, de las tres grandes comunidades de la ciudad, etc? utopía que no compartía la Iglesia, partidaria de excluir a moros y judíos de todo. El poder civil medieval por la inclusión y el religioso por la exclusión.

En la actualidad, la Procesión del Corpus de la ciudad de Valencia está declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Consell de la Generalitat Valenciana. El Decreto, que elevó esta manifestación religiosa al rango legal civil con que se le considera, hace un alarde de consideración teológica referida a la Procesión subrayando que ésta contiene elementos espirituales y catequéticos relativos a la «celebración del Misterio de la Vida» y remata asegurando que la fiesta de Corpus de Valencia es «posiblemente, la más valenciana de todas las celebraciones cristianas de la Comunitat Valenciana».

Compartir el artículo

stats