El otro día escuché una entrevista de Ayax y Prok, unos raperos milenials de los que jamás había oído hablar. Sólo fueron 20 minutos, aunque me pareció una vida entera; una vida muy atropellada, repleta de historias inconexas, mucho caos, y palabras, muchísimas palabras por segundo.

Cuando terminó la entrevista, el director del programa, comentó: ¡madre mía estos chicos!, ¡es como si les hubiesen quitado los silencios!

Me gustó la expresión. Me imaginé una máquina succionando el silencio: el silencio incómodo, el que provoca la indiferencia, el miedo, la timidez, el orgullo, el desamor, el que te parte por la mitad. El silencio de estar solo.

El silencio de cuando matan a cuatro mujeres en 48 horas y el gobierno de la censura no dice nada. El silencio que hay en la sentencia de la manada, justo en el Fallo, cuando NO DICE que son culpables de agresión sexual=violación, con las tres agravantes previstas en el artículo 180 del código penal:

i) "Actuación conjunta de dos o más personas" (cinco en concreto)

ii) "Víctima especialmente vulnerable por su situación" (0'91 gramos de alcohol en sangre, dieciocho años, en un espacio de tres metros cuadrados, atacada por delante y por detrás al mismo tiempo por cinco hombres, mientras ellos mismos lo grababan en video y hacían fotos. Cuando terminaron la dejan en el suelo desnuda, se llevan su móvil para que no pueda pedir auxilio y se van. Al poco rato uno de ellos manda un mensaje a sus amigos: "follándonos a una los cinco" "todo lo que cuente es poco" "puta pasada de viaje" "hay vídeo".

iii) " Hechos particularmente degradantes o vejatorios" (si alguien necesita oír algo más, con toda mi pena, pero está enfermo)

Me decía mi padre cuando era pequeña, que si quería pedir algo, sólo tenía que decir por favor. Que no existía una forma más alta de pedir.

Pues aquí va, todo lo alto que puedo: POR FAVOR, que nos quiten esos silencios.