En este mes de julio se han producido muchas tormentas en el Pirineo. Las áreas montañosas debido a las variaciones en el calentamiento térmico de las vertientes en función de su orientación y exposición experimentan fuertes variaciones pluviométricas en distancias cortas. También la situación de convergencias de vientos provoca cambios en la distribución de los máximos térmicos, ya que las nubes asociados en tormentas se forman preferentemente en las áreas situadas en las áreas donde existe la convergencia de viento. Sin embargo, a menudo las áreas donde tenemos las máximas precipitaciones no se dan donde se forman los cumulonimbus sino en áreas relativamente alejadas donde hay más calentamiento de la superficie o hay una mayor alimentación de humedad de niveles bajos (marinadas), factores que favorecen la precipitación. Así un día de este mes de julio en el Ripollès se produjo una importante tormenta que descargó 70,2 mm en el observatorio de Rocabruna de Meteoclimatic, mientras que unos 5 km al norte, a Fabert sólo se recogieron 15 mm a la estación meteorológica del Servicio Meteorológico de Cataluña.