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La encuesta de los sueños del PSPV

En las últimas elecciones autonómicas, el PSPV obtuvo el peor resultado de su historia: 23 escaños en un parlamento de 99, un 20 % de los votos. Y, a pesar de ello, logró gobernar. Esta semana, con motivo del 9 d´Octubre, el diario Levante-EMV publicó una encuesta que le otorgaba al PSPV el tercer peor resultado de su historia: 33 escaños (un 30 % de los votos), como en 2011. Un escaño más que en 1995 (el año que señaló el inicio de la larga hegemonía del PP).

Sin embargo, las cosas han cambiado mucho desde entonces; de hecho, han cambiado muchísimo en tan solo dos legislaturas. Ahora, 33 escaños es un gran resultado para cualquier partido. Supondría ganar con claridad las elecciones en unas Corts muy fragmentadas, con cinco formaciones que obtendrían representación: 33 escaños el PSPV, 22 el PP, 19 Ciudadanos, 18 Compromís y 7 Podem PV (que incorporaría también a Esquerra Unida). Una situación similar a la actual, si nos fijamos en la distribución por bloques electorales, con un ligero crecimiento del bloque de izquierdas: 58 escaños para la izquierda, 41 para la derecha, frente a los 55 y 44 actuales.

Pero con una importantísima redistribución de los escaños entre los partidos: casi todo lo que perdería el PP (nueve escaños) lo ganaría Ciudadanos (seis más), mientras que los diez escaños que subiría el PSPV se cimentarían a costa de Compromís (uno menos) y sobre todo Podem (seis menos). El crecimiento del bloque de izquierdas en su conjunto (tres escaños) se explicaría, en fin, porque Ciudadanos no logra absorber todos los votos que perdería el PP, aunque sí la mayoría.

El éxito que la encuesta vaticina para el PSPV se fundamenta, en efecto, en su carácter transversal: obtendría votos, en un porcentaje apreciable, de todos los demás partidos; también del PP e incluso de Ciudadanos, aunque los naranjas suban significativamente en estimación de voto. Con estos resultados, además, el PSPV podría ejercer su transversalidad con manga ancha: no sólo sumaría con Compromís, sin necesidad de Podemos, sino que también podría plantearse pactar con Ciudadanos. Este último, sin duda, sería un pacto con mayor coste electoral, tras cuatro años de Gobierno del Botànic que, a la luz de estos resultados, beneficiarían singularmente la posición electoral del PSPV. Pero, aunque el pacto con Ciudadanos fuera una entelequia en la práctica, es un botón nuclear que podría resultar muy eficaz en la eventual negociación con Compromís. Por ejemplo, para eliminar la paridad en el reparto de consellerias y cuotas de poder.

Es sólo una encuesta, pero coincide en el tiempo con diversas encuestas que muestran, a nivel nacional, un incremento significativo de la intención de voto del PSOE, merced sobre todo a la sorprendente llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. Al igual que el PSPV, el PSOE, con los peores resultados de su historia (84 diputados de 350), ha logrado hacerse con el poder (aunque sea tras una moción de censura). Y como dijo el ex primer ministro italiano Giulio Andreotti, el poder desgasta, sobre todo, a quien no lo tiene. Y esto es verdad, especialmente, cuando hace poco tiempo que se ha ocupado el poder, y los ciudadanos aún no se han cansado de los incumplimientos (mayores en el caso del Botànic, que lleva tres años gestionando, por apenas cuatro meses de Sánchez) y los posibles escándalos que vayan aflorando (sorprendentemente, el ritmo infernal de creación de escándalos del Gobierno de estrellas de Sánchez le dan una victoria incontestable en este apartado).

Es sólo una encuesta... pero llueve sobre mojado. La situación, para el PSPV, es excelente. Sin duda, puede mejorar, pero los riesgos parecen mayores que las ventajas de agotar la legislatura. En el camino tenemos unas elecciones autonómicas en Andalucía que el PSOE no puede permitirse perder, pero que muy probablemente acaben con los socialistas revalidando su mandato merced a un pacto con Podemos. Y está por ver cuál de los dos partidos de la derecha, PP o Ciudadanos, consigue imponerse en su particular lucha interna. Si es Ciudadanos, el PP corre un riesgo muy real de que sus votantes comiencen a huir en desbandada, alejándose del perdedor.

En ese contexto es difícil saber cómo será el mapa que tendremos después. El de ahora, las encuestas lo dicen, está bastante bien perfilado. Pero las inercias que llevan a agotar la legislatura son poderosas, y el tiempo para decidir un adelanto electoral es escaso.

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