Prensa Ibérica, editora de Levante-EMV, Información y otros muchos diarios, conmemora sus 40 años de existencia, aniversario del que se ha dado cumplida cuenta en estas páginas durante los últimos días. Lo cierto es que, además de la actualidad en todos los frentes informativos habituales, estos cuatro decenios han sido muy ricos en efemérides meteorológicas de gran calado, tanto por su relevancia atmosférica como por su impacto directo en la sociedad, hasta el punto de que con frecuencia han desplazado de los titulares destacados a las noticias de orden político y económico. La lista es larguísima, y no sólo incluye hechos históricos excepcionales como el de la pantanada de Tous en octubre de 1982, reflejada en una de las portadas de la exposición conmemorativa de la plaza de la Virgen de Valencia, sino también episodios como el tórrido verano de 1994, que en el mes de julio trajo una verdadera catástrofe forestal a los montes valencianos a causa de la oleada de vientos de poniente que favorecieron la propagación de las llamas y que, después, a finales de agosto, culminó con el récord de 42,5 ºC que se alcanzaron en el observatorio de los Viveros de Valencia, posteriormente superados por los 43,0 ºC de agosto de 2010, que se mantienen actualmente como récord oficial de calor en la capital valenciana, según los datos de Aemet. También los temporales de lluvias intensas de otoño, que a finales de los años 80 y principios de los 90 fueron muy recurrentes. O el de octubre del año 2000, que a pesar de no ser el más intenso sí que fue uno de los más extensos, por la amplitud territorial con la que se prodigó un temporal que, ya en aquellos tiempos, pudieron advertirnos con varios días de antelación los meteorólogos de la época, a pesar de que en aquellos tiempos los medios no eran comparables a los de hoy. Sí lo era, no obstante, la especialización del personal del entonces llamado Instituto Nacional de Meteorología (predecesor de la actual Aemet), de la que este diario solía hacerse eco. Por supuesto, la sorpresa de las nevadas en la costa valenciana ha tenido su merecido hueco informativo, con ejemplos como los de 1983, 2001, 2005 y 2017, y muchos de nuestros lectores recuerdan perfectamente las tormentas de los veranos de 1996 y 2002, que fastidiaron las vacaciones a miles de ciudadanos. El primero de esos dos veranos, el día 7 de agosto, fuimos testigos de una tragedia que nunca debió ocurrir: la del camping Las Nieves de Biescas (Huesca), donde perecieron 87 personas durante la violenta riada del barranco de Arás. Todo ese historial informativo acredita que el comportamiento de la atmósfera ha despertado una atención creciente por parte de la sociedad en todo el mundo, pero también que las singularidades de nuestro clima, como hemos podido atestiguar este mismo otoño de 2018, extraordinariamente lluvioso, dejan patente que eso resulta especialmente cierto junto al Mediterráneo.