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Con gusto

Trufas de El Toro

Las trufas se cazan. Sí, no tienen patitas, pero huyen como los niños: escondiéndose. Y como es arte venatoria se lleva al perro para que marque la pieza y escarbe y el trufero complete la excavación y haga saltar la pieza. También se pueden buscar, las trufas, con cerdo o jabalí, domesticados, pero hay que vigilarles porque, al contrario que los perros, se las comen. El otro día asistí a una demostración en El Toro.

Parece ser que las perras son más eficientes en la detección de estos hongos porque la trufa desprende un impostor químico que se parece a las feromonas masculinas y el animalito se deshace en ansias en busca de los guiños del gran teatro de la vida.

Ocho de cada diez quilos de trufas de todo el mundo proceden de la línea que va de El Toro a Sarrión, ya en Teruel, aunque también se cultive en Soria, en Morella y más sitios, sitios fríos: si el hielo llega al estrato de la trufa, la daña, pero como Utiel ya es tropical (he tenido que subir hasta Ahillas para ver las primeras escarchas de la temporada), eso no suele pasar en El Toro donde hace frío, pero no tanto y casi ningún trufero se ofrece para ilustrar a los turistas: ganan más desenterrando la trufa, trufa de cultivo.

La trufa es atrabiliaria y quisquillosa, sensible a sequías y aguaceros, personaje intermitente y cuerpo astral opaco. O sea, que se hace la interesante y aparece o no, según. Al crecer las explotaciones de trufa, retornan los carrascales pues es un simbionte de la encina con fecha de caducidad: cuando los árboles crecen, desaparecen las trufas, que son su enfermedad infantil, como el izquierdismo. Pero tienes un carrascal maduro que resiste muy bien los incendios. Todo son ganancias. Al extenderse la trufa ha subido el precio del plantón de carrasca. Otro negocio.

Y como en este país los cacos son los primeros en apuntarse a los cursos de puesta al día, hay que proteger la plantación con vallas y cámaras, porque los últimos que pilló la Guardia Civil usaban 4x4 e inhibidores de frecuencia. Solo les faltaba una sartén y un hornillo para trufarse un par de huevos fritos. Y a mojar pan.

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