Durante la primera semana de febrero y, con suerte, hasta finales del mismo mes o incluso principios de marzo, el parque nacional de Yosemite (California, EE.UU) regalará a sus visitantes un espectáculo natural único: La cascada de fuego o Horsetail Fall. Durante dichas fechas, los últimos rayos de sol del día chocan con la catarata natural que derrama su agua desde la imponente cima de una de las paredes verticales más impresionantes del planeta: El Capitán. Al hacerlo, la incidencia de la luz solar en la cola de caballo produce un efecto visual de abrasión, regalando una estampa inolvidable: la impresión de que la catarata derrama fuego, con tonalidades naranjas y rojas que caen abrazadas por el granito de la montaña. Miles de fotógrafos y amantes de la naturaleza de todo el mundo se acercarán en estas fechas a uno de los parques nacionales más impresionantes de los Estados Unidos con el deseo de contemplar este acontecimiento. Y es también la oportunidad perfecta para descubrir un paraje natural que, aparte de haber sido declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, esconde desde bosques de secuoyas gigantes, lagos, ríos y otros saltos de agua que harán las delicias de cualquier visitante. La búsqueda de la catarata de fuego puede ser también el inicio del descubrimiento de los parajes naturales del oeste de América, pues cerca de Yosemite encontramos también otros parques espectaculares, como el Valle de la Muerte y Secuoya. El primero es famoso por poseer el récord de máxima temperatura (58,1º C, observado en el verano de 2006) y el segundo por poseer algunos de los árboles más grandes del planeta. Pero si hay algo que tienen en común estos tres destinos es demostrarnos de nuevo lo espectacular y sobrecogedora que puede ser la naturaleza.