Estos días, y hasta la celebración de elecciones, las cuatro convocadas para este año, las Secretarias de ayuntamiento estamos de moda. Sí, he dicho Secretarias pero es que somos más las mujeres habilitadas, al menos, las que estamos colegiadas en la provincia de València.

Pero no sólo nosotras, también los Secretarios Generales del Pleno, un puesto de trabajo que existe en municipios de cierta entidad y a los que, como a las Secretarias, se les otorga el honor de ser delegados de las juntas electorales de zona. ¿He dicho Secretarios? Lo cierto es que en la provincia de Valencia, son más los habilitados hombres que ocupan estos puestos de trabajo.

Pues sí, desde la convocatoria del primer proceso electoral hasta finales de mayo, los Secretarios de Ayuntamiento sumamos a las funciones reservadas y las no reservadas pero asumidas, "porque nosotros lo valemos", las propias de las responsabilidades derivadas de aquella condición.

Pero no sólo nosotros, también el resto de personal que, de una manera u otra, interviene en las elecciones ve incrementadas sus funciones, porque lo cierto es que los expedientes deben seguir su curso, el ritmo de trabajo se acelera y la cercanía de las elecciones se respira en el ambiente.

Efectivamente las elecciones nos tienen muy entretenidos. Estudiando lo que se puede y no puede hacer desde su convocatoria, asumiendo con alegría las funciones de la junta electoral de zona cuando nos las encomiendan, haciendo sorteos de miembros de mesa, preparando la documentación para el día de las elecciones, verificando el material necesario y recogiendo, en su caso, el preciso para garantizar el desarrollo de la jornada electoral con los menores sobresaltos€ En fin, que durante estas semanas, en los ayuntamientos nos hallamos en un carnaval de actividad, como cuando de niños, en el colegio, nos invitaban a acudir a clase con un calcetín de cada color para significar, de una forma discreta, que lo era y que íbamos disfrazados. ¿Cómo podría expresar si no la simultaneidad de papeles que interpretamos estos días en los que, por una parte desarrollamos las funciones asignadas de forma habitual y de otra las derivadas de las elecciones? ¿Cómo podría transmitir si no lo animados que estamos ante tantas emociones consecuencia de un poco más de diversidad en nuestra rutina tan vacía de monotonía? ¿Ese día a día en el que no hay día igual que otro?

Pero lo cierto es que, en los Ayuntamientos estamos acostumbrados a vestir el traje correspondiente en función de los acontecimientos, e incluso varios de ellos al mismo tiempo. En eso los habilitados somos expertos.

¿Qué funcionario con habilitación de carácter nacional no se ha sentido bombero en alguna ocasión? ¿O cura? ¿O portero de futbol? No expondré las razones porque creo que son evidentes.

Ahora sólo hay que sumar las funciones asumidas con motivo de las elecciones, retomar la lectura de la normativa en esta materia y contar con quienes en nuestros ayuntamientos han desarrollado actuaciones en procesos electorales previos. He dicho "nuestros" porque sólo con implicación y compromiso es posible vestir un calcetín de cada color y trabajar con la profesionalidad que se nos presume para vivir la aventura electoral con la diligencia y dedicación que merece una de las más importantes manifestaciones de la democracia.

Y si los ánimos decaen o las fuerzas flojean... mi método es un buen abrazo y una sonrisa, para calmar los ánimos y retomar el trabajo con más energía. Funciona. Doy fe.