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En voz alta

Tras la DANA vuelven al teatrillo de los pactos

Además de múltiples desgracias, el tremendo temporal de la pasada semana silenció durante unos días el monotema del futuro gobierno demostrando qué cosas de verdad preocupan a los españoles e incluso aparcando la polémica partidista en favor de la colaboración institucional entre todos. Lamentablemente conforme bajaba el nivel de agua en los municipios más afectados de la Vega Baja y los políticos se habían hecho su gran book fotográfico el espejismo se iba diluyendo y, de golpe, nos ha devuelto a la cruda realidad con el sprint final de este teatrillo en forma de nueva ronda de conversaciones del Rey Felipe convertido, por cierto, en la última esperanza del republicano Pablo Iglesias para que todo esto acabe como una esperpéntica tragicomedia.

Así las cosas y salvo milagro de última hora promovido, por ejemplo, por otra petición del líder de Podemos esta vez al Papa Francisco, nos vemos abocados a nuevas elecciones por la manifiesta incompetencia de unos políticos que no han sabido gestionar el mandato del voto y que sin dejar de cobrar sus sueldos traspasan su responsabilidad otra vez a los ciudadanos. Soy de los que, a pesar de las encuestas, pienso que pueden ser muchos los que, visto lo visto, cambien de voto o, sobre todo, se puedan quedar en casa aumentando la abstención y provocando a lo mejor una redistribución bastante diferente de escaños con respecto al mes de abril. Obviamente, la clave será quién es capaz de mantener mayor fidelidad de voto o incluso ganar otros nuevos. La batalla del relato de lo que ha pasado estos últimos meses sería brutal hasta el 10 de noviembre. Siempre en el supuesto de confirmarse la nueva cita electoral en las próximas horas, otro factor clave sería la posibilidad de los pactos preelectorales, una tentación que dado el último resultado y la incerteza del siguiente tienen todos sobre la mesa.

En el centro derecha, Pablo Casado insiste en su cruzada del «España suma» rechazado de plano por Albert Rivera y lo que es más significativo, por muchos de sus líderes autonómicos. Ni la fórmula para el Senado que ya intentó para las últimas elecciones tiene visos de salir adelante y es que Ciudadanos es consciente que después de haber pactado con el Partido Popular en todas las instituciones que ha podido coaligarse con ellos podría ser su debacle definitiva.

En el centro izquierda, nadie se plantea acuerdos previos con el PSOE por lo que el debate se centra en la izquierda dándose por segura la reedición del pacto entre Podemos e Izquierda Unida. Una de las grandes incógnitas está centrada aquí, en la Comunitat Valenciana, en ver si pudiera retomarse la alianza entre los de Pablo Iglesias y Mónica Oltra. La relación entre ambos no atraviesa sus mejores momentos pero en ellos y los partidos que lideran hay abierto un gran debate barajando pros y contras. Entre los principales referentes valencianos de la formación morada ven con buenos ojos el acuerdo siempre y cuando se respeten los datos de los últimos comicios donde duplicaron en votos a los naranjas y obtuvieron 5 escaños frente a 1. Más compleja es la situación en Compromís donde la mayor parte de referentes se muestran contrarios a repetir la experiencia de las penúltimas elecciones y apuestan por ir en solitario como gran referencia valencianista independiente de los grandes partidos españoles. Sin embargo, hay otros que apuestan por lo contrario defendiendo las coincidencias programáticas y la necesidad de sumar para remontar resultados y ganar peso en la política española. La calculada ambigüedad de Oltra en este tema tiene a todos expectantes porque ya se sabe que, hasta ahora, lo que dice ella es lo que se acaba haciendo en la coalición. Si no hubiera pacto, se da por hecho que Iñigo Errejón se dejaría ver por aquí para mostrar su simpatía política por la vicepresidenta del Consell.

Por cierto, me cuenta una amiga que esa posibilidad de un tándem prelectoral entre los dos vicepresidentes del Consell, Oltra y Dalmau, tiene preocupado al President Puig por lo que supondría no solo para el resultado de las Elecciones Generales sino para el juego interno de pesos y contrapesos en el futuro del gobierno valenciano ante una legislatura que acaba de comenzar con muchas tensiones.

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