La reciente encuesta del CIS sobre la intención de voto ha levantado la polvareda esperada, en plena campaña no podía ser de otra forma. Ya las anteriores dieron mucho que hablar, aunque acertada o se aproximara en gran medida a los resultados de las últimas elecciones generales. Lo primero que reparan es en que el trabajo de campo acabó justo antes de darse la sentencia por el Procès- y lo que ha desencadenado en Cataluña- y de la inhumación de los restos de Franco del Valle de los caídos.

Tal vez no vaya a explicar bien cómo serán los resultados del próximo 10 de noviembre. Porque hay mucha volatilidad y porque cada jornada nos depara acciones y reacciones en cadena que pesan en uno u otro sentido. Pero si que explican en gran parte todo el ruido que hemos oído y oímos porque los partidos ene liza-y sus líderes- están lanzados en una precampaña feroz y no dan tregua. No pueden darse un respiro, porque quieren movilizar a sus posibles simpatizantes y atraerse votos de indecisos y de otras formaciones. En parte la subida del Psoe se explica con esta macroencuesta y con los dos barómetros anteriores. Pero la incógnita es cómo le afectara todo lo sucedido en Cataluña con el independentismo y sus manifestaciones y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad del estado y de la propia Generalitat. La violencia hace visible la causa (cara al exterior) dijo la líder de ANC, pero también produce el rechazo o la debida contestación que luego se refleja en las urnas.

Por supuesto hay factores nuevos, difíciles de calcular, cómo es la irrupción de Más País (aquí Més Compromís) y si llegara a poder formar grupo, lo que en esta encuesta parece no dar. Y el que la CUP se haya lanzado y quiera estar en el Parlamento de la carrera de San Jerónimo puede hacer mella en JuntsxCAT y en Esquerra, aunque a ERC le sonríen los datos, al darle hasta 18 diputados, lo nunca visto. Que el PP sube, lo dan todos los sondeos que se han dado a conocer, pero parecía ser que sus votantes provenían de Ciudadanos, en buena parte, a quien todos le dan que baja, hasta le punto que los comentaristas de lenguas anabolenas hablan de «caída en picado». Hace bien Rivera en no fiarse de estas encuestas porque en otros casos los resultados han remontado las predicciones. Por supuesto si los socialistas superan esos 133 ya irán bien y si llegan a los 155 eso sería cuestión de milagro electoral. En ambos casos tendrían que buscar acuerdos con otras fuerzas y bien con Podemos, que resiste, y sigue pidiendo gobierno de coalición o con Ciudadanos, quedarían a un paso de la mayoría absoluta (y si añadimos Más País o PNV, lo exceden).

Se especula mucho sobre la Gran Coalición, de izquierda/derecha o sobre la posibilidad de abstenerse algún grupo como el PP o Ciudadanos, y eso dependería de los resultados y de los ánimos. Todo se nadará menos ir a terceras elecciones.

Pero además de la movida electoral o los enfrentamientos de los grupos independentistas hay otra vida o hay más vida en estos pagos, que parecen muy tranquilos, por comparación, pero no exentos de conflictos y no solamente ideológicos.

Como muestra de actividad múltiple, el pasado martes Rafael Solaz presentaba un nuevo libro en el Agricultura, sobre el cementerio. Él es un experto, ya había publicado otros sobre esta temática. Y en el actual las imágenes son muy importantes, así como la maquetación. Y para este 31 de octubre, Carlos Pajuelo, presenta su nueva novela, El caso del requeté quintacolumnista ¡Volar el tren!. Bien se ve que nada se detiene aunque España entera esté en vilo. La vida sigue aunque suenen los tambores del CIS y de las masas el aullido.