Dos de julio de dos mil doce. Como tantas veces, esa tarde nos dirigimos a Alcublas (pequeña población a pocos kilómetros de València). Íbamos una amiga bióloga; un naturalista, divulgador y amante de la fauna (Ricardo Sales García); y yo: Lorenzo Carbonell Zaragozá, otro biólogo entusiasta y amante de la fauna, del paisaje y de la vida. De la vida en mayúsculas.

Esa tarde de caluroso verano, a pocos kilómetros de nuestro habitual destino nos pararon y nos impidieron el paso tras informarnos de lo que estaba sucediendo. Era la Guardia Civil, o los bomberos, o los Servicios de Protección Civil€ No recuerdo quien, pero sé que eran protectores de la naturaleza y servidores púbicos. El monte ardía con tremenda virulencia. Aparcamos en un camino rural, expectantes, observando y deseando que esa pesadilla terminara pronto y pudiéramos llegar a Alcublas, nuestro habitual destino. No fue así.

Tras varias horas, ya anochecía y de pronto contuvimos la respiración. Una gran culebra de escalera se acercó sedienta a la charca, enorme y majestuosa, ignorando nuestra presencia, supongo que intuyendo que no suponíamos ningún peligro para ella. Los animales saben cuándo vas a hacerles daño.

Se acercó al agua de la pequeña charca y comenzó a beber. Jamás habíamos visto beber a una serpiente, y menos aún, a un animal tan imponente. Como aficionado a la fotografía animal que soy, puse mi objetivo avaricioso a pocos centímetros del rostro de la culebra que continuó bebiendo ignorándome y estuvo un buen rato con nosotros, bebiendo tranquila. Supongo que también sentía curiosidad por nosotros. Finalmente, poco a poco se alejó de la charca€ El monte ardía.

Ese año ardió gran parte de nuestro patrimonio natural y ese verano, Ricardo Sales y yo, recorrimos gran parte de nuestro territorio. ¡Nuestro patrimonio natural! Lamentablemente, todo el territorio se puso de luto€ desde pequeño me trae mal recuerdo el luto y todo nuestro patrimonio natural cambió los verdes del caluroso verano por el oscuro negro de bosque y del matorral quemado. Probablemente por fuegos provocados e intencionados.

Nuestros invertebrados desaparecen. No sé qué relación puede tener con lo relatado o si tiene alguna relación pero hace algunos años que en las noches de verano a penas se ven los pequeños insectos revolotear alrededor de las farolas, cuando en otros tiempos solían estar repletas de pequeños invertebrados sirviendo de alimento a otros animales, entre otros a las salamanquesas. Ahora las farolas están vacías, limpias€ Durante varios años recorrimos entornos naturales desde Cortes de Pallás hasta las tierras de Teruel, observando y fotografiando las farolas vacías de invertebrados. La mayoría de salamanquesas que vimos cerca de las luces eran de tamaño pequeño o mediano. No vimos grandes salamanquesas como antaño se veían en las paredes de los pueblos con solera. He de recalcar que nuestro trabajo fue para observar y que no realizamos ningún estudio, por lo tanto no puedo hablar como biólogo, pero nos preocupó lo visto. Me preocupa y me preocupa mucho.

El tesoro de Alcublas. En el año 2004 ya me dirigí por escrito al Alcalde de Alcublas informándole sobre el tesoro de Alcublas: especialmente de la abundancia y de la diversidad herpetológica de sus tierras. Un verdadero tesoro.

Allí siempre ha sido fácil observar anfibios como ranas comunes, sapos comunes, sapos corredores, sapos parteros, sapillos moteados. Y el gran señor: el gallipato. Y respecto a las serpientes: la culebra lisa (pequeña, fascinante, pacífica y tranquila), la abundante en su tiempo culebra de agua, la culebra de escalera y las jóvenes culebras de herradura entre otras€ Bichos asquerosos para quienes no los conocen y no tienen la suficiente sensibilidad para apreciar su belleza (todo se aprende y las escuelas no están por la labor). Acudir durante las noches a Alcublas era garantía de observar herpetofauna y poder disfrutar de ella, en cualquier época del año. Recuerdo una noche muy fría de noviembre en la que pudimos observar unos pequeños sapillos moteados y sus puestas. Pero últimamente y desconozco las causas, desafortunadamente ya no encontramos fauna. Apenas algún gallipato, alguna culebra de agua y algún sapo corredor. Se ven pocas especies y en poca cantidad. Ya nos hemos cansado de ir a Alcublas porque está vacía. También sucede lo mismo en otras áreas de nuestra geografía, no sólo en Alcublas.

¿Qué ha sucedido con el tesoro de Alcublas? Al igual que este, estoy convencido de que se están perdiendo otros, silenciosamente, en otros lugares de nuestra geografía cercanos.

El relevo generacional. Ya no lucho por defenderlos. ¡He desistido! ¿Es por culpa de la política?... ¿Por economía? € ¿quién sabe? Egoístamente suelo decir que no tengo hijos, que defiendan quienes los tengan, que defiendan las nuevas generaciones. Lo cierto es que los animales mueren en silencio y las poblaciones descienden. Desde los catorce hasta los diecinueve años hice un estudio sobre los gorriones y recuerdo la abundancia de gorriones que había en aquel momento. Actualmente sus poblaciones descienden bruscamente. Pero estas son observaciones, ¡sólo eso! No tengo datos científicos pero tengo emociones y recuerdos. Los animales que desaparecen no son linces, ni osos polares, son animales que están en nuestros territorios y que no tienen un reconocimiento porque nos resultan desconocidos y ajenos aunque sean nuestros, por los que nadie recoge firmas. Por los animales que están lejanos€ sí que recogemos firmas€ ¡salvemos a los nuestros! Ya no tengo fuerzas para seguir defendiendo nuestra fauna y nuestro entorno. Ya no me corresponde. Aún así, aquí estoy escribiendo y dando mi opinión. Creo que ya es hora del relevo, del cambio de guardia, del relevo generacional.

¡Jóvenes, levantad la cabeza de los móviles! ¡La realidad está ahí afuera!

Y esa realidad es la que nos afecta a todos. ¡Cambiad el mundo!... El mundo está en vuestras manos. La supervivencia del planeta depende de vosotros. No esperéis a que los políticos os solucionen los problemas.

Nosotros, los de mi generación, ya estamos acomodados en nuestras casas, atrapados por nuestros trabajos, nuestras hipotecas. Pensando lo que quieren que pensemos los que realmente mandan. Distraídos con lo que nos quieren distraer. Y nos distraen muy bien. Hacen muy bien su trabajo. Pensamos lo que quieren que pensemos y no hacemos lo que no quieren que no hagamos.

Ya se encargan de que miremos en otra dirección.

Jóvenes, es vuestra hora, es vuestro momento. El planeta sobrevivirá. ¿Tendremos cabida en él? Depende de vosotros.