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Maite Fernández

Mirando, para no preguntar

Maite Fernández

Los felices años 20

Pues aquí estamos, iniciando una nueva década: los nuevos años 20. Empezamos año con muchas novedades, con esperanzas y ambiciones, aunque con un cierto temor ante un futuro que parece que pasa demasiado deprisa. Los cambios se producen con tanta rapidez que apenas nos damos cuenta de que el ipad sólo tiene 10 años o que hace apenas 6 medíamos nuestro ejercicio sin necesidad de consultarlo en Strava con el smart watch. La música, el cine, la moda, el turismo, la gastronomía… Cambios que hemos incorporado con naturalidad a nuestras vidas hasta tal punto que no recordamos cómo vivíamos antes de la fiebre de Pokemon Go.

Los últimos 10 años han sido especialmente “revolucionarios” en el sentido de que la evolución ha sido vertiginosa. Por poner un ejemplo: quién nos iba a decir que un Papa iba a renunciar a su cargo y que la Iglesia elegiría a un jesuita hispano para dirigirla. Sólo quien conoce bien la institución romana puede entenderlo totalmente. Pero no sólo eso. Bélgica en 2013 y España en 2014 han conocido las renuncias de sus monarcas que han dado paso no a una nueva forma de gobierno sino a sus sucesores en la corona como ha ocurrido en el Japón de Akihito. La monarquía se mantiene, pero cambian los actores.

Aunque el principal cambio de actores se ha producido en el panorama político y su ajuste de guión. El elenco de protagonistas, sobre todo, pero también de secundarios, se ha renovado en una década aunque parezca que convivimos con ellos toda la vida. En 2010 José Luis Rodríguez Zapatero aún ejercía como presidente del gobierno y Pedro Sánchez era un casi desconocido diputado en el Congreso de los Diputados. Mariano Rajoy soñaba con llegar por fin a La Moncloa. Lo consiguió en las elecciones generales de 2011, en las que Pablo Casado, líder actual del Partido Popular, consiguió por primera vez un escaño como cabeza de lista por Ávila. Hace 10 años, Albert Rivera era diputado del Parlament de Cataluña representando a un partido, Ciudadanos, que fundó en 2006 al que Inés Arrimadas se afilió en 2011.

Ese mismo año, en 2011 surge el movimiento 15 M, el movimiento de los indignados, ciudadanos anónimos que se manifiestan para exigir cambios radicales en las formas de dirigir el país. Pablo Iglesias aún ejercía como profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, pero desde ese movimiento ciudadano dio el paso para crear un partido en 2014 con el que ahora ha llegado al gobierno de España. 2014 fue el año en el que Santiago Abascal decidió abandonar el partido en el que se había criado políticamente hablando, el PP, para crear su propio partido, VOX, que - quien lo iba a decir entonces - es la tercera fuerza política de un Congreso de los diputados más plural que en toda la historia de la democracia.

El tripartido de José Montilla, Josep Lluis Carod Rovira y Joan Saura gobernaban Cataluña en 2010, Carles Puigdemont era entonces portavoz del partido de Jordi Pujol, CiU, en Girona. La Generalitat Valenciana estaba presidida por Francisco Camps salpicado entonces por el caso de los trajes que le obligo a dimitir en 2011 y del que salió absuelto en 2012. Patxi López había conseguido ser el primer lehendakari socialista que gobernaba Euzkadi con el apoyo del PP y Alberto Núñez Feijoo recuperó para los populares la Xunta de Galicia. El presidente gallego es el único que se mantiene en el mismo cargo 10 años después.

Estrenamos una década en la que los cambios que se nos anuncian serán vertiginosos. En política la meta no es superar una sesión de investidura como ayer. Ni siquiera lo es la formación de un gobierno, del primer gobierno en coalición de nuestra democracia. La meta está en gobernar, en dirigir un país, en sacar adelante leyes que impulsen la igualdad, el crecimiento de la sociedad, la educación, que mejoren la sanidad, que apoyen a todos esos autónomos y pymes que sostienen la economía del país. La meta está en disipar los nubarrones de la amenaza de una nueva recesión económica, en evitar que el exceso de información nos haga olvidarnos de lo importante por acudir sólo a lo urgente y mediático.

¿Conseguiremos que sean realmente los felices años 20?

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