Siempre he pensado que la gestión, entendida como la herramienta para solucionar los problemas de la gente a la que nos debemos, es el primer eslabón de eso que llamamos "hacer política". Un responsable público diseña un relato político en la medida en que presenta instrumentos de trabajo con los que cambiar la sociedad en la que vive. Un discurso de confrontación permanente puede tener su espacio en el mundo-espectáculo en el que nos encontramos pero no servirá para transformar la realidad en un entorno más amable, más social y más justo.

Hace veinte meses tomé posesión del cargo de delegado del Gobierno, el mismo del que me despido en estos momentos, con el convencimiento de que la cercanía y el diálogo iban a ser los ejes de la nueva Delegación del Gobierno. Paralelamente, hice un llamamiento a la colaboración entre Administraciones para abordar los nuevos retos a los que se enfrentaba la Comunitat Valenciana y aseguré que trabajaría codo con codo con todos los ayuntamientos, independientemente de su color político, por ser la administración más próxima al ciudadano.

Veinte meses después, creo que estos elementos han marcado mi trabajo y el realizado por todo mi equipo.

Desde esta Delegación que representa al Gobierno de España nos hemos tenido que enfrentar a los devastadores efectos del cambio climático en forma de DANA, borrasca Gloria, diversos temporales, incendios forestales, pedrisco€ Siempre hemos puesto a disposición de la ciudadanía, de los ayuntamientos que la representan y de la Generalitat Valenciana los medios del Estado para evitar los efectos terroríficos de lo que, sin duda, es y será el principal asunto al que nos vamos a enfrentar como sociedad, y al que tendrán que dar respuesta los diferentes gobiernos a nivel europeo y mundial.

Junto a los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, de la Guardia Civil, de la Policía Nacional y de Protección Civil han actuado los diferentes funcionarios de esta Delegación para agilizar el mecanismo de la Administración como garantía de efectividad y de buena respuesta en el uso de los fondos públicos.

Junto a ello, en este periodo al frente de la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, se han vivido momentos de tensión derivados del alto voltaje con el que algunos colectivos se enfrentan a la vida. Exaltados que hacen del odio al diferente y al que piensa de manera distinta su razón de ser. Como delegado del Gobierno y junto a las personas con las que he trabajo hemos vivido dos 9 d'Octubre en los que algunos querían que, en lugar de primar el carácter festivo y reivindicativo propio del día de la Comunitat Valenciana, triunfara el conflicto, el enfrentamiento y en definitiva, el odio. Gracias a la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a todos los partidarios de la concordia se salvaron estas jornadas, a pesar de que algunos auguraban que nos sometíamos a una reválida.

La Delegación del Gobierno debe ser una casa de puertas abiertas. Por ello, he recibido a todos los consistorios, entidades y colectivos que lo han solicitado a los que he tratado de atender, escuchar y trasladar sus problemáticas al Gobierno Central normalizando la discrepancia sin crispaciones, algo que debe ser una máxima en cualquier sistema democrático. Siempre he pensado que la colaboración, la cooperación, el diálogo y el acuerdo son la única vía adecuada para el avance de la Comunitat Valenciana.

Entre aquellas cuestiones de las que no me puedo sentir satisfecho, se encuentra la lucha contra la violencia de género, uno de los pilares fundamentales de este Gobierno y de la Delegación de la que he sido responsable. Mientras una mujer sea víctima de la violencia machista el sistema estará fallando. Considero, no obstante, que se está en camino, en el desarrollo de políticas integrales e integradoras de lucha contra este terror al que se ven sometidas las mujeres. Paralelamente, esta Delegación ha vivido momentos muy duros, que será difícil que olvide, como el terrible suceso de los niños de Godella o el caso de Marta Calvo, entre otros.

Durante los 20 meses que ahora dejamos atrás esta Delegación ha vivido varios procesos electorales en los que el mecanismo del Estado se ha puesto en marcha y a cuyo resultados me remito. Al mismo tiempo, la sede de esta institución se ha trasladado de la sede provisional en la que permanecía desde 2010 hasta su sede histórica, el Palacio del Temple, con todos los inconvenientes que provoca cualquier reubicación.

La gestión desarrollada en estos casi dos años avala el trabajo llevado a cabo por la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, de la que el delegado es un elemento más de todo el engranaje del Gobierno de España. No debemos olvidar que la gestión que se realiza desde una institución es la proyección de un Gobierno, más allá de las palabras y de las batallas políticas que se pueden y deben desarrollar en otros ámbitos. El Gobierno al que represento ha valorado esta actuación con una presencia casi permanente de representantes gubernamentales (ministr@s y secretari@s de Estado) en una Comunitat tradicionalmente olvidada.

Por todo ello, agradezco la oportunidad a los que me propusieron para liderar este proyecto y deseo tanta suerte como la que yo he tenido a la persona que me suceda.