Una pandemia como la que vivimos actualmente puede amenazar la capacidad de nuestro
sistema sanitario. En estos días, somos si cabe más conscientes de nuestras deficiencias, y
especialmente de nuestras deficiencias en gestión de los recursos disponibles. Resulta desolador
escuchar la crudeza de testimonios de pacientes que mueren solos, de familiares que no tienen
oportunidad de despedirse o de personal sanitario que se siente impotente ante una situación
que le desborda.
No conocíamos lo que era una pandemia, estudiamos la peste en nuestra asignatura de Historia,
y la vimos en películas y leímos en novelas. A diferencia de ellas, afortunadamente estamos en
el siglo XXI, y disponemos de mejores diagnósticos, tecnología y capital humano altamente
formado, comprometido y profesionalizado.
Con toda probabilidad el personal sanitario es en España nuestro mejor exponente, no solo los
médicos, que también, sino el personal de enfermería, técnicos, celadores, auxiliares de clínica
y administrativos, sin olvidar el personal de mantenimiento y de limpieza. Además de todos ellos
adscritos a los centros hospitalarios y de Salud, están los farmacéuticos comunitarios. Ellos
parecen olvidados en esta emergencia sanitaria, a pesar de que como se ha reiterado en los
medios de comunicación, su actividad es imprescindible y asumen sin la debida protección el
riesgo de atención al público en primera línea.
Lo cierto es que parece que estos días no existen otras patologías que el Coronavirus Covid19, y
desgraciadamente no es así. En nuestro país tenemos una población envejecida, con patologías
crónicas añadidas como diabetes, hipertensión, etc., que los hace todavía más vulnerables. Por
ejemplo, en España hay alrededor de un millón de pacientes anticoagulados con inhibidores de
la vitamina K (comúnmente conocido como Sintrom) que precisan controles periódicos para el
ajuste de su tratamiento, de los que más del sesenta por ciento lo reciben como prevención de
ictus isquémico por padecer una arritmia denominada fibrilación auricular.
En plena pandemia, cuando se insta al confinamiento de la población, especialmente de
la más vulnerable, nos encontramos con que sólo en el Departamento Valencia Clínico
Malvarrosa, unos trescientos pacientes al día deben acudir a sus correspondientes Centros de
Salud a realizarse los mencionados controles, puesto que en otro caso tienen riesgo de ictus,
trombosis o hemorragias. En el último año se realizaron en dicho departamento72.625 controles
a 5641 pacientes. Cifras similares son las que se atienden en todos los Departamentos de Salud
de la comunidad. Estos días resulta difícil conciliar la adecuada atención a estos pacientes y la
prevención de contagio frente al COVID-19 en los Centros de Salud.
Afortunadamente, desde agosto de 2017 en el Departamento Valencia Clínico Malvarrosa
iniciamos el proyecto TAOFAR, un proyecto en colaboración con oficinas de farmacia
comunitaria para facilitar el acceso a los controles de los pacientes anticoagulados. Son
veintinueve las farmacias participantes, todas ellas colaboran de forma altruista. Los
farmacéuticos comunitarios realizan el control de anticoagulación a los usuarios y lo suben a una
plataforma web de modo que el hematólogo indica la dosis y la cita recomendada y el
farmacéutico descarga, explica y entrega la dosificación al paciente. Se posibilita así la atención
farmacéutica, se asegura un servicio de calidad, y se evita que acuda a su Centro de Salud. La
descongestión de los Centros de Salud, además de prevenir la aglomeración, también posibilita
que el personal de enfermería pueda atender otras tareas como curas, o atención domiciliaria,
actividades que también se han visto incrementadas con la pandemia.
Hoy, de los 5641 pacientes anticoagulados con anti-vitamina K en el Departamento Valencia
Clínico Malvarrosa, seiscientos cinco pacientes, es decir, más del diez por ciento, ya se están
realizado los controles en farmacias de proximidad. Es más, desde el inicio del estado de alarma,
en quince días 82 pacientes han solicitado este servicio por primera vez.
Los farmacéuticos comunitarios, como personal sanitario que son, en todo momento se han
prestado a continuar ofreciendo este servicio a sus usuarios, aun siendo conscientes del riesgo
que ello comporta; e incluso en muchos casos están acudiendo a los domicilios de los pacientes
más vulnerables.
Ahora bien, es descorazonador comprobar que sólo seiscientos cinco pacientes, y no todos los
de la comunidad, puedan acceder a estas ventajas. ¿Qué equidad es la de nuestro sistema
sanitario, que hace depender de donde vivas el que puedas recibir tu informe por correo
electrónico o puedas acudir a tu farmacia de proximidad?. ¿Por qué los pacientes anticoagulados
de otros Departamentos no disponen de este servicio?. - En algunos Departamentos de Salud
como el Departamento de Sagunto sería especialmente útil, por dos razones esenciales. La
primera es que atiende a una población muy envejecida; de los 3564 pacientes anticoagulados
en ese Departamento el 68,31% tienen entre 70 y 89 años y el 15,60% tienen más de 90 años.
La segunda es la dispersión geográfica que hace más complejo el acceso a los controles de estos
pacientes y por tanto se beneficiarían enormemente si pudieran hacérselo en la farmacia de su
localidad.
Esta es una asignatura pendiente que debemos subsanar cuanto antes, y que ahora se hace si
cabe más injusta por la pandemia. Lo más triste es que no es una cuestión económica, sino de
voluntad por parte de nuestros gestores.
Tenemos una vez más un ejemplo del papel crucial que realizan las farmacias de proximidad en
la atención sanitaria de los pacientes, y de la necesidad de integrarlas en el cuidado y atención
del paciente. Juntos, evitando la descoordinación e incluso las luchas de poder estériles y los
afanes de protagonismo a que obedecen disfunciones como la antes expuesta, conformamos un
capital humano más fuerte y por tanto más capaz de afrontar esta pandemia y todo lo que el
futuro nos depare. Aprendamos de esta crisis, gestionemos nuestros recursos de forma eficiente
y estemos abiertos a abrir oportunidades de mejora.