A lo largo de más de 60 años la Comunitat Valenciana ha levantado un sector turístico de referencia que cuenta con una gran transversalidad en su oferta y que, en sí mismo, representa la esencia de nuestra tierra, una tierra acogedora, solidaria y hospitalaria. A día de hoy, cerca de 300.000 puestos de trabajo dependen del turismo, el 15 por ciento de la economía valenciana es turismo y, además, por su capilaridad territorial y social, la industria turística valenciana tiene un importante efecto de arrastre sobre otros sectores de actividad.

El turismo se nutre de la globalización, de la movilidad y de la interconectividad entre origen y destino. La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha obligado, desde el primer momento, a la parálisis del sector, convirtiéndolo en uno de los más afectados por la propagación del virus. En la Comunitat Valenciana, se han perdido las campañas de Semana santa, la Magdalena, las Fallas y las Hogueras, y, en estos momentos, la temporada estival llega con muchas incertidumbres, especialmente en lo relativo a los viajes internacionales (9,5 millones de turistas de otros países visitaron alguna de las tres provincias valencianas en 2019).

Durante estos meses de inactividad forzosa, la gestión de la crisis ha estado cargada de improvisaciones. Ensayos de prueba y error que también se han sufrido en el sector turístico. La ministra del ramo anunciaba la apertura de las fronteras terrestres y el propio Gobierno, a través de un comunicado, se autorectificaba dos horas después. El ministro de Transportes anunciaba que mantendría cerrados al tráfico internacional los aeropuertos valencianos y, en unas horas, se autoenmendaba. Mientras la consellera de Sanidad, Ana Barceló, otorgaba a la gestión valenciana una «matrícula de honor» y el presidente Pedro Sánchez la suspendía y la mandaba al rincón de pensar, por el camino se echaban a perder las inversiones en provisiones de los hosteleros valencianos. Falta de previsión, correcciones en todo tipo de cuestiones, ausencia de planificación y muy poco diálogo social han evidenciado la incapacidad para anticiparse a los acontecimientos y dar respuestas eficaces.

Y, en este contexto, hay quien ha aprovechado para avanzar en la imposición de su particular agenda ideológica. Hemos visto cómo se ha cargado y atacado a la industria turística valenciana. Desde el Gobierno, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, afirmó que se trata de una actividad de poco valor añadido y desde el Consell, la vicepresidenta, Mónica Oltra, aseguró que el turismo valenciano solo genera beneficio a unos pocos. Ambos han demostrado un verdadero desconocimiento de la realidad, despreciando el trabajo de miles de empresarios durante años en un sector integrado mayoritariamente por autónomos y pequeñas y medianas empresas familiares. Un sector solidario, que desde el primer momento ha puesto a disposición de las autoridades sus instalaciones para la medicalización de hoteles y el alojamiento de trabajadores esenciales y sanitarios.

Ahora más que nunca es necesario un Plan de Reactivación del Sector Turístico y esa ha sido una de las exigencias de Ciudadanos para el apoyo a las prórrogas del estado de alarma, un plan con 2.500 millones de euros en líneas de avales ICO y hasta 151 millones en inversión directa. Desde el Congreso de los Diputados y Les Corts hemos seguido demostrado que Ciudadanos es el partido de la política útil y el que antepone el interés general de los españoles y los valencianos. Mientras otros se instalan en la bronca y las descalificaciones, nosotros seguimos pensando en las vidas y los empleos.

Por eso, reclamamos un plan autonómico que permita dotar de liquidez a las empresas del sector, también para hacer frente a las inversiones tras las nuevas exigencias y protocolos de seguridad, que se bonifiquen y queden exentas de pagar impuestos hasta la recuperación completa de la actividad, que se flexibilicen los ERTE, que se diseñe un verdadero plan de formación en digitalización y que se promocione la Comunitat Valenciana a través de campañas turísticas ambiciosas.

Entre ellas, de especial relevancia es la iniciativa propuesta por Ciudadanos para ofrecer descuentos de hasta el 50 por ciento a los sanitarios de toda España que decidan disfrutar de sus vacaciones en Valencia, Castellón o Alicante. Premiaríamos así, de alguna manera, el gran esfuerzo realizado por los profesionales durante la pandemia, a la vez que contribuimos a reactivar el sector turístico valenciano. Una iniciativa que, por cierto, ya ha sido muy bien acogida por el sector hotelero. Porque no podemos dejar en la cuneta a un sector fundamental que sí tiene un gran valor añadido.