Llegamos a unas fechas muy señaladas donde el positivismo y la ilusión invaden la atmósfera. Es cierto que hay que reconocer que el ambiente está enrarecido, y no sabemos con seguridad qué nos van a deparar los próximos meses. Probablemente estemos a las puertas de un nuevo comienzo y dejemos atrás todo lo malo que nos ha ido presentando este atípico año. Un año injusto que ha sacado a relucir, en muchos casos, nuestras debilidades como seres humanos, pero que también nos ha ayudado a comprender la importancia de luchar todos juntos por una misma causa.

En general, la economía española ha sido una de las más castigadas por la pandemia de Covid-19, nada nuevo que no sepamos a estas alturas. Así lo reconocen algunos organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que es un organismo de cooperación internacional compuesto por 37 estados, cuyo objetivo es coordinar las políticas económicas y sociales. Si bien es cierto, considero que no es realmente significativo centrarse sólo en cifras, ya que estamos extenuados de oírlas día a día, sino que también es importante hablar de todas aquellas singularidades que han marcado nuestro devenir más reciente.

Tal vez sea más apropiado centrarnos en lo que de verdad importa, en todo aquello que tiene mérito, y que nos refuerza como sociedad. Todo aquello que, por muy sencillo que parezca, nos hace más resistentes y nos mantiene erguidos frente a todo, como cantan Manuel de la Calva y Ramón Arcusa en su famosa canción, himno en nuestra lucha. Anoche trataba de desahogarme ojeando dos monólogos de Eva Hache y Leo Harlem, en los que con su recurrente sentido del humor hablaban hace unos años del Turismo Rural y de las ciudades de España respectivamente. Ay, mi querido sector turístico.

El turismo es una de las fuerzas motrices esenciales del empleo en nuestro país, siendo uno de los sectores que más ha sufrido la crisis sanitaria provocada por la Covid-19. No obstante, conviene recordar que el turismo está formado por otros subsectores sin los que nada de esto tendría sentido, y que merecen todo nuestro reconocimiento. Agencias de viajes y turoperadores, transporte aéreo, restauración o alojamiento. Miles y miles de piezas ensambladas en este auténtico rompecabezas que por un momento parecía no tener solución.

Por el momento, conviene poner el foco en todas aquellas iniciativas y proyectos que han surgido y que no han hecho más que robustecer y consolidar el sector, frente al desamparo al que se ha visto sometido por parte de algunos. Son cientos, quizá miles, las ponencias que se han organizado de forma virtual para seguir compartiendo información y experiencias. Y ojo, porque también ha habido tiempo y voluntad de organizar otras de forma presencial, como el Tourism Innovation Summit llevado a cabo en Sevilla. El aprendizaje y la formación también han constituido otro de los pilares básicos sobre los que articular el nuevo turismo post-Covid, sin olvidar la importancia que tendrán la tecnología y la sostenibilidad en el futuro del mismo, convirtiéndose ambas en dos aliadas clave.

El sector ha demostrado unión y ha estado a la altura ante una situación muy enrevesada. Ha tenido que bregar día y noche con la incertidumbre de no saber qué iba a pasar al día siguiente, teniendo, también, a miles de trabajadores y de familias en vilo. No debemos olvidar, por ende, todo lo que ha contribuido el sector al desarrollo de nuestro país. Sin él, estoy seguro, no seríamos lo que somos a día de hoy.

Os invito, en esta época navideña, a aprovechar todas esas emociones y sentimientos que despierta en nosotros la Navidad, y a pensar en nuevos desplazamientos para cuando todo esto pase, fundamentalmente por los beneficios que implica, y que se ven reflejados en nuestra salud física y emocional. Ilusión por visitar nuevos destinos y aprender de nuevas culturas, Amor por la naturaleza, la fauna y el patrimonio, Felicidad por vivir experiencias únicas e irrepetibles en entornos maravillosos y, sobretodo, mucha Esperanza por soñar que pronto volveremos a viajar.

De esta forma volveremos a ser nosotros mismos y a reencontrarnos después de tantos meses angustiosos. Y por supuesto, será una bonita forma de arrimar el hombro y ayudar a nuestra particular industria de la felicidad, la que tantas alegrías nos ha dado. Por todo ello, tengo una cosa muy clara, All I want for Christmas is tour.

Aprovecho estas líneas para desear unas Felices Fiestas a todo el equipo de El Levante-EMV, a sus lectores, sin los que nada de esto sería posible, y a todos los profesionales y compañeros del sector turístico. ¡Feliz Navidad!