Adif nos acaba de recordar que la línea férrea Xàtiva-Alcoy, 63 kilómetros, es la más lenta de España en velocidad de crucero de los convoyes, entre 30 y 55 kilómetros por hora según tramos. Es una manera de seguir mentalizándonos a los valencianos de que no vale la pena y hay que chaparla. Triste record.

Heredera de la antigua Renfe, Adif también ha asumido sus no tan viejos proyectos, entre los que se encuentra el cierre de este trayecto ferroviario cuando apenas ha cumplido sus 117 años de vida y muy a pesar de que vertebra la capital del Reino con sus comarcas centrales, siendo entrañable puente con las tierras sureñas de la comunidad.

En los años 80, gobernando el PSOE, que debiera ser partidario del transporte colectivo y primarlo frente al privado para ahorrar contaminación y combustible, Renfe pisó el acelerador para fulminar abruptamente este ferrocarril que en 1893 el Marqués de Campo se agenciara para llevarlo hasta Madrid por estos linderos.

La voz de alarma la dieron industriales de la zona, porque dejó de admitirse paquetería. Se cortaba primero la mercancía y luego se daba de baja el tren porque por su mal servicio tenía pocos pasajeros. No era rentable. Hice unos cuantos reportajes, entrevistas y artículos al respecto. Desde la dirección zonal de Renfe, recuerdo que en manos socialistas, me llovió una querella, que el juez archivó a la primera de cambio, porque no era ningún delito alertar y denunciar que Renfe quería cerrar la línea. En los efluvios de la izquierda post dictadura, no acostumbrados a mandar ni tener poder, en no pocos aspectos se pasaron, como éste querer acallar algo evidente y lógico en sus políticas, la defensa del transporte público. Les molestaba que alguien se opusiera a su pretensión de cerrar la línea.

Adif, como Renfe antes, no ha perdido de vista su objetivo de cerrar Xàtiva-Alcoy por tren. Las estaciones por donde transcurre el ferrocarril son todo un poema de abandono y desidia, diríase que es un tren fantasma que discurre por parajes desolados, románticos, pero aherrojados y olvidados. Algún que otro parche y a esperar el momento para dar el estoque preciso y la puntilla. Si sigue en pie es porque la Generalitat Valenciana le paga al Estado el déficit que tiene, el mundo al revés. El Consell paga, pero no inspecciona, revisa y exige un servicio adecuado, ni tampoco demanda al Estado que dignifique y saque de su postración decimonónica las infraestructuras del trazado.

Ir en ferrocarril por dentro de la Comunidad Valenciana es todo un poema desvencijado y falto de ritmo. Y conectarse con el exterior peor. Sólo importa Madrid, llegar en una hora a Madrid, que” vive de los tontos de los españolitos”. No estamos interconectados por ferrocarril. El tren Alcoy-Alicante no se hizo. Se desmontaron varios, como el de Gandía a Denia. O el Alcoy-Gandía, Antes estábamos más enlazados. Hoy no se puede ir con normalidad a Cuenca, ni a Teruel, ni a Camporrobles siquiera. Las Cercanías cada día están peor. Bajar de Buñol y Cheste a Valencia es todo un calvario. Antes de entrar en Valencia, el tren se va a Fuente de san Luis y allí espera no sé qué más de un cuarto de hora. Desplazarse de Xàtiva a Valencia todos los días es una aventura que nunca se sabe cómo va a acabar. Y si quieren circular por la Marina con el trenet de la Generalitat es para acaba de deprimirse.

No hay –ni se le espera- un plan serio, real, de futuro para el ferrocarril en tierras valencianas. Cuando se acerca alguna elección sacan los fuegos de artificio del tren de la costa. Los políticos no salen de sus áreas de comodidad, de sus despachos, de sus manías, obsesiones y tonterías, no pisan la calle, sólo piensan a corto plazo su reelección. No les da tiempo, ni tienen ganas, para pensar que estas tierras valencianas necesitan vertebrarse por ferrocarril.

Pena no conozcan los ferrocarriles suizos en su tan agreste geografía. No hay planes a corto, medio, o a largo plazo para diseñar una buena política ferroviaria, la imaginación no les da para tanto, no tienen creatividad para pensarlos y proyectarlos, idearlos, esbozarlos, y realizarlos entre elecciones y elecciones, no entra tamaño asunto en sus prioridades. Y la verdad, si los políticos no están para pensar este tipo de cosas, no sé para que están.

Es más, no sólo no hacen ferrocarril, sino que consienten que los deshagan o funcionen mal, unos y otros, de todos los colores. Yo metería a todos los políticos en el tren Xàtiva-Alcoy para que vieran qué es aquello, lo que fue y en lo que ha devenido. Y en cada estación les haría recibir por las gentes de los pueblos para que les contaran lo que les ocurre, antes de que Adif acabe convenciéndoles –ya casi lo están- de que total para cuatro que toman el tren, en sus tristes condiciones actuales, mejor cerrarlo, y que la peña queme gasolina y contamine. Tiempo al tiempo.