Este 9 de mayo se inicia una nueva etapa para reforzar el futuro de la Unión Europea. La apertura de la Conferencia sobre el Futuro de Europa pondrá sobre la mesa las debilidades de la Unión, así como los nuevos desafíos que los jóvenes europeos tendremos que hacer frente.

Los jóvenes españoles hemos sufrido las consecuencias de la crisis económica provocada por la pandemia de la covid sin habernos recuperado de los efectos de la crisis financiera anterior. Los últimos datos de Eurostat demuestran que la tasa de desempleo a la que tenemos que enfrentarnos es del 51 % pero, no estamos solos en este drama, la media de paro juvenil de la Unión Europea es del 38,7 % superándose en países como Grecia, que llega hasta un 56 %, o Italia, donde se alcanza un sorprendente 58 % de desempleo juvenil.

Los malos datos laborales se reflejan en el hecho de que un 25 % de los jóvenes europeos estábamos en riesgo de pobreza o exclusión en 2019, datos que seguramente se hayan agravado con la pandemia. En definitiva, establecer un proyecto de vida emancipándonos se convierte en tarea imposible para nuestra generación.

El problema al que nos enfrentamos la juventud española es extremadamente complejo y estructural, y no es único ni exclusivo de nuestro país. Por ello, su solución sólo puede venir de la implicación de todas las instituciones públicas, a todos los niveles, desde el ayuntamiento más pequeño hasta la Comisión Europea.

Por ello, las políticas de la UE deben tener en cuenta el reclamo de una generación castigada, necesitamos una visión global de nuestros problemas que permita resolverlos para garantizarnos un futuro con oportunidades y una vida digna.

La nueva Europa que surja tras la Conferencia debe entender que no existen los problemas nacionales, que toda problemática local es de relevancia continental, y nos afecta a todos. Europa debe profundizar en la democratización de sus instituciones, una democratización transparente que tenga en cuenta nuestra voz y nuestras realidades.