Es la segunda vez que ocurre: los medios de comunicación marcan un hito en la historia de la violencia de género. No en vano son el cuarto poder, no en vano la Constitución les dedica un artículo, el 20, porque se consideran imprescindibles para el ejercicio de la participación política, esencia del sistema democrático. Y además de ser vehículos consustanciales del derecho a la información, son el cuarto poder con todas sus consecuencias. Desde que se anunció y apareció Rocío en Tele5 narrando su historia, recordé a Ana Orantes. En el caso de Rocío una televisión nacional, en un programa de gran audiencia, la importancia del medio y el formato, la banda horaria y la fama de la protagonista, y en el caso de Ana Orantes su trágico final. Con todas las diferencias personales y las que son consecuencia del paso del tiempo, ambas han narrado una historia de violencia de género en un plató de TV que ha impactado socialmente y en la que muchas mujeres se han visto reflejadas. Somos el «segundo sexo» del que habló Simone de Beauvoir. 

A Ana la invitaron al magacín de la tarde en Canal Sur, fundamentalmente de presencia y público femenino. Sorprende su resistencia ante una violencia que empezó casi el día de la boda, como ella contó en el programa: 40 años de violencia para ella y sus 4 hijas y 3 hijos. Una de ellas tuvo que casarse a los 14 para escapar del acoso de su padre… Era una mujer luchadora e inteligente. Por eso se había atrevido a denunciar hasta 15 veces a su marido, ya en democracia. «Son peleas de familia», le decía la Guardia Civil. Con la aprobación de la ley del Divorcio en 1981 consiguió divorciarse el verano de 1996. Y el 4 de diciembre de 1997 contó su historia en televisión que causó gran impacto. Pocas mujeres se atreven, aun hoy, a dar ese paso. Trece días mas tarde su exmarido la mató rociándola con gasolina. 

Su asesinato causó gran impacto en la sociedad española e hizo que los medios se replantearan el tratamiento que se daba a la violencia de género. También en las mujeres, que militáramos o no en el movimiento feminista. 

La Federación de Dones Progressistes de la CV le otorgó un premio a título póstumo que recogieron sus hijas. Fue muy emotivo y los aplausos inundaron la sala. Afortunadamente Rocío puede contar su historia y una vez mas se demuestra que la violencia de género afecta a todas las mujeres. Naciones Unidas estima que una tercera parte de las mujeres y las niñas ha sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida. 

Una amenaza real que cuestiona cualquier Estado que se considere democrático y de derecho y que tenga como valores superiores la libertad, la justicia y la igualdad. ¿Qué entendemos cuando se prohíbe la discriminación por razón de sexo? (art.14) (Que lo sea en tercer lugar es una maá de las consecuencias de que solo hubiese 21 diputadas y 6 senadoras en la legislatura constituyente). ¿Y cuándo se habla del derecho a la vida y a la integridad física y moral? (art. 15) ¿Somos las mujeres ciudadanas y sujetos de derecho al mismo nivel que los hombres? La violencia contra las mujeres es un jaque a todo esto en que se basa el Estado, ¿no se dan cuenta?

A no ser que estemos en algo mas: «La violencia de género no es solo una de las consecuencias de la jerarquía sexual, sino el dramático método que permite reproducir y garantizar la misma» ( L. Nuño). ¿Es eso?

Si atendemos a parámetros de poder, por ejemplo, político: ¿por qué las mujeres obtuvieron el derecho al voto después que los hombres? ¿por qué hicieron falta leyes para que ocupásemos al menos el 40 % de las listas electorales? ¿por qué aún estamos hablando de la primera mujer elegida…, miembro de…, presidenta de gobierno, secretaria general de un partido y en cambio les salga fácil durante la pandemia referirse al personal sanitario como médicos y enfermeras? El fondo de la cuestión, diría Soledad Cazorla, es combatir la desigualdad basada en el género. 

La solución más efectiva, la educación. Enfatizar en la solidaridad e igualdad, receta de fondo de armario porque ya lo decía Concepción Arenal.  

El martes en toda España salimos las mujeres a manifestarnos por nuestro derecho a una vida sin violencia, a una vida sin mas y a la vez se esta proponiendo la aprobación de una ley que borre la palabra mujer ¿estamos perdiendo la cordura?

Para finalizar, unas palabras de un jurista nada sospechoso de parcialidad: Jiménez de Asua. «Con frecuencia suelen aparecer en la prensa de todos los países noticias de dolorosa repetición, en que una mujer ha perdido la vida a manos de su marido o amante, y son muchos los que lo califican de ‘crimen pasional’. ¿Y qué es lo que tienen dentro? ¿Es tan solo la muerte dada a la hembra por un hombre ofendido en su calidad de macho…? ¿O abarca territorios más extensos? Pues sí, abarca territorios mucho más profundos que afectan a los derechos fundamentales de las mujeres, de sus hijos e hijas y a todas las sociedades democráticas». Los poderes de nuestro Estado democrático tienen mucho que decir y los medios de comunicación forman parte de ellos.