El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) define la adaptación al cambio climático como «las medidas de adaptación al cambio climático que se orientan a limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia frente al cambio del clima de los sistemas humanos y naturales, incluyendo la biodiversidad, los bosques, las costas, las ciudades, el sector agrario, la industria, etcétera».

Las partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y su Acuerdo de París reconocen que la adaptación es un desafío mundial al que se enfrentan todos los que tienen dimensiones locales, subnacionales, nacionales, regionales e internacionales. Proteger a las personas, los medios de subsistencia y los ecosistemas es un componente clave de la respuesta mundial a largo plazo al cambio climático.

El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático se marca un horizonte hasta el año 2030. Una década para adaptarse a las vulnerabilidades climáticas que según el panel de expertos del IPCC, serán más violentas y más recurrentes, provocando de forma importante pérdidas económicas y humanas. El ‘Informe anual de catástrofes 2020’ de la agencia estadounidense NOAA recoge que las pérdidas económicas relacionadas con catástrofes naturales climáticas ascendieron a 268.000 millones de dólares y más de 8.000 personas perdieron la vida. En España, al igual que 2019, fue un año de grandes pérdidas con las tormentas Gloria y Filomena ya a principios de este 2021.

Por su parte, la organización Germanwatch, cuantifica en 24 muertes y daños directos por valor de 3.610 millones de euros en el último cuatrimestre del 2019. Germanwatch asegura además, que en los años 2019-20 a España le ha costado cada año una media de 696 vidas humanas y cerca de 900 millones de euros por episodios climáticos extremos. En nuestro país se ha pasado en el Índice de riesgo climático del puesto 47 en el año 2017 al 32 en 2019.

Tan sólo en un episodio, el pasado verano ocurrido en Alemania (Renania), se produjeron daños valorados en 7.000 millones de euros y 180 fallecidos. En nuestro país, las inundaciones entre los días 29 de agosto y 2 de septiembre que afectaron a la Región de Murcia y la Comunitat Valenciana, el Consorcio de Compensación de Seguros estima que tuvieron un coste de más de 450 millones de euros.

La mayoría de estos daños y pérdidas humanas son debidos a una mala planificación tanto en riberas de ríos y en zonas costeras y es por tanto, que esa adaptación debería empezar por renaturalizar y/o desurbanizar todas las zonas susceptibles de inundación y por lo que se refiere al horizonte de 2030, considero que es demasiado dilatado. En una década, ¿cuántas pérdidas económicas y, lo que es peor, humanas se pueden producir?