Hoy es 9 d’Octubre y el pueblo valenciano vuelve a salir a la calle, esta vez para celebrar y reivindicar su fuerza y capacidad de resiliencia tras año y medio de pandemia. Esta crisis sanitaria nos ha robado muchísimos momentos que ahora, tras el éxito compartido del plan de vacunación, vamos a recuperar. Hoy, un día en el que también celebramos la festividad de los enamorados valencianos, tenemos una magnífica oportunidad para empezar de nuevo, aprovechémoslo.

La Comunitat Valenciana representa la mejor mirada de España, la que dialoga y busca el consenso frente al ruido. Se aleja de posiciones frentistas para defender desde la política y el acuerdo lo que le corresponde. Es un lugar seguro en el que no cabe la intolerancia, el odio o las posiciones extremistas. Sabemos y defendemos que la seguridad es fundamental para avanzar como sociedad, es un derecho de la ciudadanía y una garantía que nos hace cada día más libres. Y saber que podemos estar bien en nuestras casas, es uno de los mayores privilegios que tenemos los valencianos y valencianas.

Me permitirán que empiece reivindicando ese valor y agradezca el impecable trabajo de la Policía Nacional y la Guardia Civil en un día como hoy. Ellos y ellas han sido los garantes de nuestra seguridad. Gracias, pues en los momentos de más incertidumbre, habéis seguido generando confianza entre las mujeres y hombres de la Comunitat Valenciana. Una labor discreta y firme que nos enorgullece por los excelentes resultados obtenidos.

Pero estamos presenciando una inquietante oleada de intolerancia en todo el mundo y la Comunitat Valenciana no es ajena. Una intolerancia que muchas veces nace de la ignorancia o de un sentido exagerado del miedo a lo desconocido. Vemos con preocupación cómo se utilizan las redes sociales para promover el odio al diferente desde un anonimato cobarde que debemos combatir reforzando el derecho a la información y la libertad de prensa. No seremos una sociedad digna si miramos hacia otro lado o no actuamos con la contundencia que requieren estas situaciones.

Hoy nuestros agentes, solo en la ciudad de València más de un millar, volverán a velar por nuestra seguridad para que todas las personas que quieran salir a manifestarse y acompañar a la Senyera puedan hacerlo con total tranquilidad. Un enorme gasto público y dispositivo policial que se despliega porque nuestra seguridad en un día como hoy, en el que nos enorgullecemos de nuestra historia y años de autogobierno, se ve amenazada por insultos, expresiones de odio o agresiones de grupos violentos que pretenden decidir quién puede y por qué ejercer sus derechos.

Las personas que busquen el conflicto deben de saber que no caben ni en este día ni en ninguno. Somos una ciudadanía que muestra respeto a sus instituciones y los derechos que nos hemos dado, así que cualquier amenaza al orden público o a las personas que hoy deciden ejercer sus derechos, tendrá consecuencias. No convirtamos este día en otra cosa.

Observo mucha veces con cierto desasosiego cómo el discurso público se está convirtiendo en un arma para cosechar ganancias electorales con una retórica subversiva que nos deshumaniza y empobrece como sociedad. Y lo realmente perturbador es que no se trata de un fenómeno aislado, ni de ocurrencias de un par de extremistas. El odio nos envenena y se está generalizando, es una amenaza real para nuestra seguridad y la de las futuras generaciones. Por ello, debemos recurrir a todos los instrumentos que no da el estado de derecho para pararlo.

El silencio solo nos hace cómplices y es una señal de indiferencia que agravará la situación, sobre todo la de los colectivos vulnerables. Si no hay seguridad, no hay libertad, y si no hay libertad, las democracias se tambalean. Hoy, 9 d’Octubre, sigamos disfrutando del privilegio de sentirnos seguros en nuestra tierra.