Somos muchos los que, al igual que le pasaba a Jorge Luis Borges, no nos podemos imaginar un mundo sin libros. Por ello, es una gran noticia que, después de dos años sin poder celebrar la Feria del Libro de València, de nuevo tengamos la oportunidad de volver a entrar en contacto con el mundo de la lectura hasta el 24 de octubre en Viveros. Esta Feria está considerada la segunda de España, tanto por volumen comercial como por la gran cantidad de actividades que se organizan alrededor del libro: animaciones a la lectura, cuentacuentos, mesas redondas, recitales, espectáculos musicales, talleres y presentaciones de libros. Es una gran ocasión para generar nuevos lectores, para promocionar la literatura, para ponernos al día de las últimas novedades y para visualizar en el escaparate a autores valencianos.

Durante 56 años la Feria del Libro ha dinamizado el mundo editorial en València. Se celebró por primera vez en nuestra ciudad en 1966. Se dieron cita entonces, en lo que se llamaba Plaza del Caudillo, treinta y un libreros. En aquella Feria a las mujeres se les obsequiaba con una rosa y cada libro llevaba un número que permitía participar en un sorteo. Posteriormente pasó a celebrarse en la Lonja, hasta que finalmente se ubicó en los Jardines de Viveros.

Año tras año me gusta acudir a la Feria del Libro y no deja de asombrarme la sabiduría que encuentro acumulada en cada caseta. Libros y más libros están a la espera de que alguno de nosotros los compremos y los leamos. Libros que un día fueron un proyecto de sus creadores y que, con muchísimo esfuerzo y sacrificio, se materializaron y ahora nosotros podemos saborear. Los escritores robaron al sueño, a sus familias y a su tiempo libre horas para podernos ofrecer su obra creativa. Veo los libros y me imagino a escritores y escritoras, volcados en un trabajo solitario pero solidario; ensimismados en una pasión, la de escribir. Al leer un libro hacemos el mejor homenaje al trabajo de sus creadores. Contribuimos al milagro de resucitar a nuestros clásicos que quedaron inmortalizados en sus obras.

Uno de los grandes atractivos de la Feria del Libro es la comunión entre escritor y lector, por ello el ritual de la firma de libros se ha convertido en un clásico y en un reclamo desde sus comienzos. Ya en 1966, entre otros escritores, Miguel Delibes vino a València para firmar sus libros. Anika Lillo, editora y articulista, nos recuerda que en 2003, en la Feria del Libro, ubicada ya en Viveros, había colas interminables para que Laura Gallego firmara sus libros. Nos cuenta que en aquella ocasión una niña se trajo de casa una bolsa entera de libros con la ilusión de que la escritora valenciana se los firmara, lo cual hizo sin escatimar tiempo. En 2017 tuve la gran suerte de que Fernando Aramburu me firmara su libro Patria; lo guardo como un tesoro, incluida la felicitación que me escribió por ser el día de San Vicente.

Paseando por la Feria lamento que nunca podré leer todos los libros que me gustaría. Sería bueno que junto a los libros nos vendieran el tiempo suficiente para poderlos leer y así seguir cultivando el placer de la lectura sosegada. Sé que cada libro que me lea es una oportunidad de entretenimiento, de desconexión, de relajación y de tranquilidad. Visitemos la Feria, seguro que encontraremos el libro que nos hará más felices.