El 25 de noviembre es el «Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer» tal como dictaminó la Asamblea General de la ONU en 1999. Fue la República Dominicana el país que presentó la propuesta tomando como referencia la fecha en la que en 1960 fueron asesinadas las tres hermanas Mirabal, un asesinato que fue considerado uno de los mayores atentados contra la dignidad humana en toda la historia dominicana. Desde entonces ese día funciona como fecha clave para seguir reclamando medidas efectivas con las que erradicar la violencia de género. De tal modo que noviembre ha sido resignificado en el calendario como el mes reivindicativo por el derecho de las mujeres a vivir una vida digna sin violencia machista. Desde luego manifestarse y hacerse escuchar en ese día es crucial pero también lo es ejercer un activismo prolongado en el tiempo para exigir medidas educativas de prevención. Por ello es fundamental recordar que la violencia física contra las mujeres ocurre al lado de la violencia social y moral que antes se produce contra ellas.

Quiero decir con ello que, a la desaparición física, le precede la desconsideración social y moral con la que se trata a las mujeres. De hecho, la violencia que atenta contra su integridad física y que en el caso extremo puede llegar al asesinato, es consecuencia de un modelo de masculinidad que asocia tradicionalmente la virilidad con la sumisión de la mujer al varón. Esta lógica patriarcal ha normalizado la violencia contra las mujeres convirtiéndola en imperceptible. Con todo, hay una extensa tipología que la hace más o menos evidente puesto que se trata de una dominación de género que va desde los feminicidios a los matrimonios forzados, la mutilación genital, la servidumbre por deudas, las violaciones de guerra, la trata de mujeres, las agresiones sexuales, los crímenes por honor, la brecha salarial, el techo y el abismo de cristal o los micromachismos. Sin embargo, en este recuento falta la eliminación de las aportaciones que las mujeres han hecho a la cultura, las artes y las ciencias.

Este tipo de invisibilidad y ocultamiento también es una forma de violencia contra las mujeres y es preciso combatirla mediante la educación. Me refiero al borrado de los logros de las mujeres que ha dejado incompleto el relato de la historia de la humanidad. Por este motivo son dignos de mención dos eventos que recientemente se han desarrollado en la ciudad. En primer lugar, el ForoMAV21 que tuvo como sede al Centro del Carmen de Cultura Contemporánea (CCCC) y en el que el Colectivo Arte y Activismo Fem presentó la performance ideada y coordinada por Mau Monleón-Pradas y Vanessa Jesús. Las jóvenes performers, dispuestas encima de un pedestal y ataviadas con túnicas clásicas, representaban estatuas de mujer que saltaban a tierra y rasgaban sus vestiduras. Finalmente, al grito de “ni musas, ni sumisas” terminaban nombrándose por su propio nombre y calificándose como artistas. Denunciaban la ausencia de referentes femeninos en la historia del arte y de este modo recordaban al público que las mujeres son también sujetos creadores que deben ser conocidas y reconocidas.

En segundo lugar, hay que destacar el proyecto artístico de Rosa y Manola Roig Celda, con texto de la primera e ilustraciones de la segunda. Ambas se han interesado por las escritoras que fueron relegadas a los márgenes de la historia y que deben salir del olvido al que fueron condenadas. A tal fin, se documentaron sobre los centenares de mujeres que han escrito en valenciano, castellano, árabe o latín. El pasado viernes cerraron la gira con la que presentaron su libro titulado «Les nostres escriptores» que ha editado la Generalitat Valenciana. Fue en el Museo de la Ciudad donde para la ocasión realizaron una lectura dramatizada del texto recordando a las escritoras seleccionas. Como era de esperar hicieron gala del buen tándem actoral que les caracteriza, acompañándose de la música en directo de Miquel Casany. Esta forma de hacer divulgación es muy necesaria y más aún cuando tiene el valor añadido de poder consultar el contenido para utilizarse como material didáctico mediante el enlace https://lesnostresoblidades.gva.es/va/.

Con todo sé bien que, en estos días próximos al 25 de noviembre, el foco está en los delitos de agresión física y sexual que tanto sufrimiento causa a las víctimas y a sus familias. Y en modo alguno quiero restarles gravedad. Solo he querido llevar la mirada un poco antes, algo más atrás y en una zona menos visible, porque al daño físico le precede siempre la violencia cotidiana de no saber guardar la consideración debida a las mujeres y no darles el reconocimiento que merecen en la historia común de la humanidad.