Del 19 de junio al 30 de noviembre de 2008, hace ya 13 años, tuvo lugar la exposición, «Botànic-Jesuïtes, un paisatge compartit», organizada por el Vicerectorat de Cultura de la Universitat de València, con la colaboración de la Associació de Veïns del Botànic, Salvem el Botànic y la de Antics Alumnes de Jesuïtes. En ella se ponía en valor, como afirmaba Marc Ferri, uno de los comisarios de la exposición, la vinculación entre diferentes asociaciones cívicas, compartiendo un paisaje y una voluntad de continuar disfrutándolo y de recuperar la ciudad para los ciudadanos. De aquel paisaje compartido llegamos hoy al jardín compartido.

El material recogido en la exposición contaba con diferentes aportaciones como las de Vicenç Roselló, geógrafo; Cristina Escrivà, gestora cultural; o arquitectos como Francisco Taberner, Adolf Herrero, Carles Dolç, o Josep Maria Sancho, y también del historiador jesuita Ramiro Reig, quien señalaba: «La percepció que tenim de les ciutats com un tot continu i homogeni de cases i carrers és el resultat d’una llarga història. Encara a final del XIX, moltes de les que avui són ciutats pavimentades eren espais amb més camp que superfície edificada […] Així era València, una població de 200.000 habitants disseminats per un gran espai rural, que es comunicaven per camins d’horta quan, el 1870, es va construir el Col·legi de Sant Josep, en un lloc de la ciutat apartat del centre o, per fer servir la terminologia jesuítica, «lluny del mundanal soroll».

Del impacto paisajístico del proyecto del Colegio San José así como del Jardín Botánico dio una valiosa información Francisco Taberner en el capítulo relativo a «La evolución paisajística del entorno del Botánico 1880-1910». Igualmente Vicenç Roselló, en «El barrio del Botánico antes de 1880. Un paisaje periurbano», analizando detenidamente la implicación del Colegio San José y del Jardín Botánico de la Universitat de València con el barrio del Botánico. Bajo el gobierno de la 2ª República española, en 1.932, el Colegio fue incautado por el Estado siendo sede del Instituto Escuela, del Instituto Obrero y de la Escuela Normal de Magisterio, estando el material referido a esta época perfectamente tratado por Cristina Escrivà en el capítulo «El paréntesis de la República. Cuando Jesuitas era laico”.

De los avatares urbanísticos de la posguerra dio cuenta Adolf Herrero en el capítulo dedicado a «La adulteración del horizonte: de la autarquía al desarrollismo», y de la evolución desde los años 70 hasta nuestros días, lo hicieron Carles Dolç y Josep Maria Sancho en el relativo a «De la devaluación al rescate de un paisaje».

En los años 90, se llevaron a cabo las obras de remodelación del colegio, tras el derribo del ala norte, años 70, y se procedió igualmente al acondicionamiento de las aulas, recuperación de las fachadas, y nueva restauración del salón de actos, con respeto de su estructura. Queda por restaurar la hermosa capilla de estilo neo bizantino-románico, que exige una nueva intervención que permita recuperar parte de las vidrieras laterales, la bóveda de la nave central y las cubiertas, a lo cual se está procediendo, para la recuperación de este histórico patrimonio arquitectónico jesuita en el barrio del Botánico.

Desde 2001, que fue el último curso en que se impartieron clases de educación secundaria en el Colegio de San José, que continúan en su totalidad en los locales de las Escuelas de la avenida de Pío XII, en el colegio tienen lugar valiosas iniciativas religiosas, culturales, y sociales, como son el Centro Arrupe, la Fundación Entreculturas, y el Centro de estudios para la integración social y formación de los emigrantes (CeiMigra), hoy Servicio Jesuita a los Migrantes.

Con todo ello, la adjudicación del reciente concurso, en cuyo jurado han participado personas que lo hicieron en aquella exposición, como Carles Dolç, arquitecto, y Maribel Llorente, por la Associació de Veïns y Salvem el Botànic, junto a Jaume Güemes, director del Jardín Botánico, lugar donde se celebró la citada exposición, no puede ser hoy sino motivo de satisfacción, para el barrio del Botànic y para toda València.