No creo descubrir el Mediterráneo si escribo que la crisis internacional que se ha desencadenado por la invasión rusa de Ucrania ha provocado la mayor crisis que ha sufrido el mundo no desde que terminó la Guerra Fría en 1991 sino desde la crisis de los misiles en 1962. Es legítimo que el Gobierno ruso – llámese Putin – pretenda asegurar su seguridad interior. Rusia, en tiempos del comunismo llamada Unión Soviética, sufrió dos invasiones alemanas en el siglo XX que causaron decenas de millones de muertos. En las dos guerras mundiales.

Pero una cosa es el de derecho a la seguridad nacional y otra muy diferente es que los rusos ocupen territorios de Moldavia, Georgia o Ucrania. En su magna obra «Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano» Edward Gibbón escribió en el siglo XVIII: «Leyendo a Tito Livio se obtiene la conclusión que Roma invadió el mundo en defensa propia». Rusia no puede invadir el mundo hoy entre otras razones porque éste ahora es mucho más grande que en la época de Imperio Romano pero que invadan a una democracia imperfecta y con importantes dosis de corrupción –no menores que la rusa - como Ucrania en defensa propia indica la nostalgia de los rusos del antiguo Imperio Zarista que después del Golpe de Estado de Octubre de 1917 – también conocido como la Revolución de Octubre – se llamó U.R.R.S. Es un dislate pensar que Ucrania es una amenaza para Rusia que tiene el segundo Ejército del planeta.

En la fecha que escribo estas líneas aún no se ha terminado el conflicto. Pero como ya han advertido muchos politólogos más informados que yo el mundo que surja de esta agresión será diferente al de antes del 24 de febrero. Ese día Putin siguiendo con los símiles romanos cruzó el Rubicón. No sé casi nada de Putin, el nuevo zar de lo que queda del antiguo Imperio ruso, pero parece un hombre que sólo escucha los consejos de una pequeña camarilla de aduladores, todos corruptos y que para más añadidura con la pandemia se ha aislado más del mundo real. Antiguo jefe del KGB en la siniestra Alemania Oriental, sin duda es el policía que ha llegado a una cima más alta de poder. La Policía democrática me merece todos mis respetos pero un policía que se ha formado en la siniestra Alemania comunista dominada por los soviéticos inevitablemente debe terminar cuando manda, no gobierna, un país encarcelando cuando no asesinando a los disidentes.

No parece que la invasión de Ucrania le esté resultando como preveía. Sus baladronadas y las de su ministro de Asuntos Exteriores, un tal Lavrov con cara de perro bulldog, no pueden ocultar varios hechos adversos a sus intereses geo-estratégicos:

1) La operación militar no está siendo un paseo en lancha que debía durar 2 o 3 días sino que el Ejercito ucraniano y buena parte de sus población civil, incluso la minoría ruso parlante, están resistiendo de momento más de lo que se esperaba.

2) La UE lejos de descomponerse ante una guerra a las puertas de su casa ha respondido con una extraordinaria unidad interna en todos los aspectos.

3) La OTAN con una elogiable prudencia para evitar que esta crisis no termine en el holocausto nuclear se ha revitalizado y Biden ha asumido su papel de líder del Occidente democrático. Desde luego no es un perrito faldero de Putin como lo fue su antecesor Trump.

Como era previsible la crisis ha llegado a España. Los podemitas dirigidos en la sombra por Pablo Iglesias, incluidas ministras del Gobierno, no han perdido un minuto para vociferar consignas como «No a la Guerra, No la OTAN».. Esa consigna tuvo un gran y merecido éxito en el año 2003 cuando el trio de las Azores decidió invadir Irak, que al parecer tenía armas de destrucción masiva. Esas armas jamás se encontraron después de la invasión. Otros ministros /as de esa sopa de letras que es la izquierda del PSOE han respaldado a Sánchez en su apoyo a las políticas de la UE y la OTAN en estos dramáticos días. La más rotunda en este sentido ha sido Yolanda Díaz

La enorme diferencia de aquellos tiempos a ahora es que esta vez no son los americanos los invasores sino los rusos. Esto ha abierto la enésima disputa en el Gobierno de coalición actual PSOE-Unidas Podemos. Querellas internas que tanto daño electoral le hacen. Creo que en esta ocasión una parte de la izquierda de la social-democracia no está más a la izquierda sino más al Este que los socialistas.