Sí, pero no se asusten, sólo se desplazan a realizar una presentación de los mismos dentro de un plan de comunicación que se inició en el año 2018 en la ciudad de Zaragoza y que los ha llevado a la sede del CSIC en Madrid, Caixabank en Barcelona, Iberdrola en Bilbao y Cajasol en Sevilla. Como pueden imaginar el propósito no es otro que responder y fomentar el interés nacional de unos premios que se distinguen de los demás, por el prestigio e independencia de sus jurados internacionales, su focalización en la ciencia y el emprendimiento hechos desde España para todo el mundo y el acierto de sus decisiones, sin olvidar su elevado importe económico, una parte del cual debe ser utilizado en los mismos fines del premio obtenido.

Los PRJI son unos premios de la sociedad para destacar a los mejores y poner de relieve la importancia de la ciencia y el emprendimiento para el progreso de una nación, como ha puesto de manifiesto la pandemia de la COVID 19 en los últimos años. Sin ciencia, se dice, no hay futuro; pero sin emprendimiento que transforme el conocimiento en tecnología o conocimiento útil, la sociedad no puede beneficiarse de los avances y no la apoya como debiera.

La presencia de empresas del máximo prestigio, así como de las más altas instituciones como colaboradores de nuestros premios, nos traslada una gran responsabilidad, como es la de vincular sus nombres y su reputación a los de los Premios. Estamos orgullosos de contar con su apoyo y seguro que ellos lo están igualmente de colaborar activamente con nuestra fundación. Se trata de un acuerdo en el que los beneficios sociales no suman sino que multiplican, porque simbolizan el gran salto adelante que dará nuestro país el día que el mundo empresarial y el científico-tecnológico se conozcan más, se relacionen, cooperen e inviertan capital y trabajo en proyectos compartidos. Los grandes países lo hacen y España es (o aspira a volver a ser) un gran país.

Por este motivo procuramos siempre dirigir la atención hacia los retos importantes y evitar limitarnos a reaccionar únicamente ante los más inmediatos y urgentes. No siempre es posible hacerlo, pero si no se adopta una visión de largo plazo, otros lo hacen por nosotros y marcan el rumbo que sigue la sociedad. En ese caso -y las crisis de la pandemia y de Ucrania reflejan- nos apuntamos al equipo que más nos gusta pero no lo lideramos.

Aun siendo galardones tan prestigiosos -como tantas otras cosas que suceden en nuestra comunidad- nuestros premios no se conocen y reconocen fuera de ella como se merecen, excepción hecha de los colectivos particulares de la I+D+i y del emprendimiento en los que sí tienen el ascendiente que les corresponde. Por eso es preciso continuar con una iniciativa que pretende darlos a conocer y recabar candidaturas para la presente edición programada de forma presencial para los días 6 y 7 del próximo mes de junio. Los jurados -por los que ya han pasado 63 premios nobel- y la calidad de los premiados son los que soportan la excepcionalidad de este proyecto que todos los valencianos organizamos y financiamos para mejorar el futuro de nuestro país.

Fue una gran visión la que tuvo Santiago Grisolía –quien mantiene su entusiasmo por la ciencia en el año de su propio centenario- de crear desde la Comunitat Valenciana y para toda España unos galardones del máximo prestigio que llamaran la atención sobre la necesidad de impulsar la ciencia -y desde hace 11 años- el emprendimiento. Y de hacerlo con el concurso y esfuerzo de las empresas y administraciones públicas que han querido formar parte de un proyecto de la sociedad civil, siempre abierto a quien quiera implicarse con su capital humano, económico o intangible para garantizar su continuidad y relevancia. Gracias a todos.