Cada año con motivo del día del Día del Medio Ambiente, miles de personas, provistas de grandes bolsas de basura, se dirigen a las playas, montes y campos, para recoger los desperdicios que otros incívicos dejan sin ningún tipo de escrúpulos, por ahí. A mucha gente le importa lo más mínimo echar plásticos al mar y que una tortuga marina perezca creyendo que un plástico es una medusa, engulléndolo para alimentarse. Las medusas son cnidarios, término científico que etimológicamente viene del griego y que significa ortiga. U otra denominación celentéreos, que significa cóncavo, hueco, cavidad central. O dejar anzuelos por el mar causando lesiones graves a las tortugas y otros organismos marinos. La mayoría suelen recuperarse en los Centros de Recuperación de Acogida de Fauna Silvestre. Por la montaña o por el campo, si vemos una piedra o una lata que ya ha empezado a integrarse en el suelo para se corra el riesgo de acabar con multitud de invertebrados, o de sus puestas de huevos que se escondían bajo su cobijo. Las piedras deben dejarse en la misma posición en que se encuentran, porque hay larvas de insectos en proyecto. Ensalzar la labor de quienes trabajan en los servicios de limpieza forma parte de los elementos de la educación ambiental. Los mares de basura, también son otro foco de gran contaminación. De ríos y ambientes fluviales de botellas, envases, neumáticos de coches, latas, mascarillas, redes de pesca, colillas. Estos residuos dañan los hábitas físicos, transportan contaminantes, marinos y químicos amenazando la vida acuática, e interfieren con el uso humano en ríos y ambientes fluviales. Microplásticos, deglutimos todos los días. Sin más, el pescado lo contiene miles de ellos. También están presentes en los alimentos de origen marino (pescados, crustáceos, moluscos, etcétera). Muchas especies marinas están amenazadas por el exceso de basura en los océanos. Las mascarillas se multiplican en los océanos por lo que el coronavirus SARS-COV-2, y la CoVid-19 han provocado un aumento considerable de estos residuos en el medio marino. -En concreto-, -a las mascarillas usadas-, si se les quitase las gomas que llevan antes de desecharlas, -porque en caso contrario si se desechan en el medio subacuático y con las gomas elásticas puestas, podrían estrangular a muchas especies zoológicas-.

Gaviota en la playa.

No obstante, la gente es muy cómoda dejando las mascarillas por donde se quiere. Hay que hacer saber, que las mascarillas tardan unos 400 años en descomponerse. Se ha hallado focas asfixiadas por introducir la cabeza en botes de pintura en búsqueda de alimento, y de esta manera, no han podido extraer la cabeza del bote de pintura, quedado asfixiadas. Los desechos marinos o detritos plásticos son desperdicios de actividades humanas que de manera deliberada o de manera accidental, flotan en mares, océanos y ríos. La basura del mar se compone de materiales sólidos (plásticos, vidrio, metal y madera). Por las playas de la costa mediterránea, suelen verse de vez en cuando alguna tabla de madera peligroso para los bañistas. Las mascarillas y los guantes tardan unos 4 siglos en descomponerse. El abandono de las mascarillas por cualquier parte, es una postura muy cómoda para la gente, y se está convirtiendo en un vector del contagio del virus. La sociedad debe, cada vez, concienciarse más, que es lo esencial. Las tortugas Carey (Eretmochelys imbricata), nombre científico que significa “tortuga a remo” o la tortuga Laúd (Dermochelys coriácea), la tortuga de tamaño más grande existente4 pudiendo llegar a alcanzar los 2,3 metros. Muchas de ellas mueren como consecuencia de la ingestión de bolsas de plástico que flotan en el océano y que confunden con medusas, sus habituales presas; son depredadoras de medusas. También muchos otros seres marinos, -como los peces-, mueren en cantidades ingentes al ingerir plásticos o al enredarse sus restos entre sus aletas. A mí me gusta mucho hablar de la Naturaleza. Pero cuando uno urbaniza aquí o urbaniza allá, ya no estoy contento hablando de la Naturaleza. Una vez me contaron que habían edificado en una zona donde habitaban sapos -no sé qué especies serían. Pero se edificó. Lo digo porque los sapos son anfibios anuros, es decir, provistos de cola. Y están protegidos por la ley.

Una botella de agua desechada en la playa

Las aves marinas, y las tortugas marinas, han desarrollado una original solución para excretar grandes cargas de sal ingerida con el alimento y con el agua que beben. El agua marina contiene aproximadamente un 3 % de sal y es tres veces más salada que los fluidos corporales de un ave; sin embargo, el riñón del ave no puede concentrar sal en la orina por encima del 0,3 %. El problema se soluciona gracias a la presencia de glándulas salinas que se localizan cada una sobre un ojo. Estas glándulas son capaces de excretar una solución altamente concentrada de cloruro sódico, casi el doble de concentración de agua marina. La solución salina pasa de las narinas internas a las externas, dándoles a las gaviotas, petreles y otras aves marinas una nariz perpetuamente moqueante. La glándula salina está formada por una serie de lóbulos dispuestos paralelamente. La sal es segregada a los numerosos túbulos dispuestos radialmente, y a continuación, fluye hacia un canal central que conduce a la narina.