David DePape entra a gritos y golpes en la residencia de la familia Pelosi en San Francisco  «¿Dónde está Nancy, dónde está Nancy?», brama como un animal. El marido de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos sale a su paso y el energúmeno lo ataca con un martillo. Afirmar que lo intenta asesinar no parece una elucubración gratuita, pues impacta con él en la cabeza de Paul, de 82 años. Le fractura el cráneo. El hijo de Trump no muestra solidaridad elegante e institucional. Al contrario, se burla del ataque y cuelga en Twitter una fotografía de unos calzoncillos y un martillo.  DePape es uno de sus seguidores, un neofascista de esos que hoy son edulcorados para que tengan cabida en el juego democrático. Uno de esos que denuncia en sus redes sociales un fraude electoral en 2020 en EEUU como ahora denuncia Bolsonaro en Brasil, que no reconoce abiertamente la victoria de Lula. 

Los amigos de Vox, un partido que no ha aportado absolutamente nada a la política española. Nada. Nada tangible y útil para la ciudadanía. Sólo odio, enfrentamientos artificiales y respuestas inútiles bajo el disfraz de soflamas contundentes. ¿Qué ha aportado Vox a los españoles? El problema no es que sean herederos del franquismo y por tanto un grupo de racistas, homófobos y elitistas, sino que son inútiles para el pueblo. Eso sí, son una herramienta útil para el poder, que por eso están donde están tras el intento fallido de Ciudadanos.  «Mentirosos, trileros, tahúres, disimuladores». Así definió el ex vicepresidente primero del partido Juan Jara a Santiago Abascal, Ortega Smith, Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros. 

Repito: ¿Qué ha aportado Vox a los españoles? Nada ¿Y la extrema derecha en general allá donde se ha expandido? Nada. Cero. Tabla rasa. Tarifa plana. A la ciudadanía no le aporta nada. El Reino Unido es un desastre tras al Brexit capitaneado por el UKIP de Nigel Farage y los conservadores de Boris Johnson. Un Brexit basado en falacias. Farage reconoció que gracias al Brexit el Reino Unido no ingresaría en las arcas de la seguridad social 350 millones de libras a la semana. Soflamas vacías que funcionan a la perfección en la era de la desinformación y las emociones.

La extrema derecha apuesta por los gritos y los golpes, la violencia física y verbal. Martillos en la cabeza, golpes de Estado cuando la ciudadanía los expulsa del poder y persecución de los diferentes. Violencia. Antidemocracia. Autoritarismo. Vox votado en contra de bajar la luz, de ayudar a los agricultores, de que se prohíba que vendan a pérdidas, de investigar la muerte de ancianos en las residencias durante la pandemia, del salario mínimo vital… Vox defiende el despido libre y gratuito.

Y, mientras, acusan de todos los males a los históricamente perseguidos. Son hombres blancos privilegiados que se sienten víctimas de las mujeres, las personas LGTBI+ o los migrantes ¿El resultado? Las agresiones físicas contra el colectivo LGTBI se dispararon en España un 70% en 2022 y los delitos racistas aumentaron un 24% respecto a 2019. El número de mujeres asesinadas por violencia de género está por encima de treinta en 2022 y son más de 1.165 desde el año 2003. Hay culpables y hay responsables.