reflexiones

Per sempre pobles

Carlos Fernández Bielsa

Carlos Fernández Bielsa

«Assumiràs la veu d’un poble’ es el pasaje más conocido del poemario de Vicent Andrés Estellés. En el sentido de ser ‘sempre poble’, de orgullo de pertenencia y de fuerza colectiva, la expresión ha servido a la Diputación de Valencia para modernizar su marca corporativa. Pero más que un cambio de símbolo, el nuevo emblema es, en realidad, el símbolo del cambio que se ha producido en esta legislatura bajo la presidencia de Toni Gaspar.

Cuatro años de decencia absoluta en la administración de los recursos públicos que dejan como mayor legado el altísimo grado de satisfacción que la distribución de fondos ha generado entre las alcaldías, independientemente del color político. De honestidad habla otro pasaje del poema de Estellés.

Las transferencias a los municipios se han quintuplicado, diez veces más en el caso de pueblos de menor tamaño. Y cada euro que ha llegado a los municipios de la provincia lo ha hecho de forma objetiva y transparente, desde la más absoluta normalidad. Sin clientelismos, sin sectarismos, sin mirar el carné de nadie.

Además, con el modélico cierre de Divalterra ha desaparecido un icono de la corrupción, salvaguardando los puestos de trabajo. A ello hay que añadir el éxito del Fondo de Cooperación Municipal impulsado por Ximo Puig desde la Generalitat que ha permitido ampliar a cifras récord las transferencias y ha dejado en evidencia a Carlos Mazón y al PP, que siempre han puesto trabas, acostumbrados al no a todo como receta, en contra de los intereses de la mayoría social. De espaldas al municipalismo no se puede aspirar a gobernar una autonomía.

Una nueva etapa para una institución del siglo XXI, útil para los municipios, especialmente los más pequeños, que ha eliminado la afinidad y la subjetividad como forma de funcionar y que garantiza y refuerza la autonomía municipal y la libertad a la hora de decidir en qué se invierten los fondos para garantizar un futuro mejor.

Un ejemplo de política útil al que es necesario y debemos dar continuidad después del 28 de mayo. Porque esta es la Diputación que los ayuntamientos quieren. La que nos hace ser ‘per sempre pobles’.