Voces

Hace 50 años

Alejandro Mañes

Alejandro Mañes

Fue, hace ya 50 años, con ocasión del X Congreso de la Confederación Europea de Antiguos Alumnos de jesuitas, primeros agosto de 1973, en València, el discurso del Superior General, Pedro Arrupe, en favor de la transformación de la educación jesuítica, incluía una de las frases, «formar hombres, y mujeres, para los demás», y con los demás, que añadiera su sucesor Peter Hans Kolvenbach, que marcó la inflexión en la historia de la Compañía de Jesús, y sirvió para actualizar la espiritualidad desde Ignacio de Loyola.

Suyas fueron las palabras en aquel día, hablando, de «la acción a favor de la justicia y la participación en la transformación del mundo como dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, es decir, la misión de la Iglesia para la redención del género humano y la liberación de toda situación opresiva».

Al recordarlas, la Asociación de Antiguos Alumnos de València, junto a la Federación Española, la Confederación Europea, y la Unión Mundial, han repasado aquella visita, con el título, «Educación para la Justicia», analizando las consecuencias del discurso, los retos planteados, su desarrollo, y lo que queda por hacer. Como advertía el propio Pedro Arrupe, unos años más tarde de aquel Congreso, en, El modo nuestro de proceder, 1979, «hay cambios que son una necesidad y una mejora. En la búsqueda de nuevas formas pueden cometerse errores. Pero alguna vez hubiera sido mayor error no haberlo intentado».

Pasaron los tiempos de la rígida educación y disciplina ignaciana, que muchos observamos, pero queda el ejemplo de lo que los jesuitas representan. Supieron cambiar con los años, adaptándose a los signos de cada época, y situándose en la dirección de la iglesia. Entre los antiguos alumnos, hay alumnos aleccionados en la militancia y otros educados en la sensibilidad, unos con la ortodoxia y otros desde la disidencia, pero todos manteniendo las virtudes que aquellos maestros encarnaron, y no las enseñanzas que pudieron no practicar.

Las líneas básicas que Pedro Arrupe quiso impulsar debieron ir en esa dirección cuando -según su biógrafo, Pedro Miguel Lamet- ante la crisis de vocaciones que afectaba a los jesuitas, sus palabras fueron, que se requerían hombres para el futuro, pero que su preocupación era más por mantener el espíritu de la Compañía que por la propia organización.

En el Congreso Mundial de antiguos alumnos, celebrado en Calcuta, con participación del antiguo alumno, Rabindranath Tagore, con el lema «donde la mente carece de miedo y la cabeza se mantiene erguida», se expresó, no cabe tener miedo cuando se está en una situación privilegiada con respecto a quienes padecen la opresión, y no podemos agachar la cabeza cuando tenemos la responsabilidad de alzar la voz por quienes no pueden hacerlo. De esta forma, entendimos muchos, lo que los jesuitas significan, y lo que, desde aquel encuentro con Pedro Arrupe, en València, más nos compromete.

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