Opinión | Tribuna

Entre lo artesanal y lo industrial

En el sector de la panadería y pastelería actual, existe una dicotomía entre lo artesanal y lo industrial que va más allá de simples métodos de producción. Se trata de una elección entre la autenticidad arraigada a la tradición y la conveniencia estandarizada de la producción en masa.

La panadería y pastelería artesana representa el compromiso con los más altos estándares de excelencia en cada etapa del proceso de producción. Desde la selección de las mejores materias primas hasta la meticulosa elaboración y el cuidado en la presentación, cada paso cuenta para garantizar que el producto que ofrecemos a nuestros clientes sea verdaderamente único y excepcional.

El producto artesano, elaborado cuidadosamente por manos expertas, comporta una serie de beneficios que lo distinguen del producto industrial en todos los aspectos, desde su calidad nutricional hasta su aroma o sabor, resultado de procesos de fermentación largos y naturales, así como de la ausencia de conservantes artificiales o mejoradores de sabor, que lo convierten en productos sano y en una experiencia para el paladar.

Actualmente, nos encontramos en una dinámica en la que muchas panaderías y pastelerías en toda España, negocios familiares que han ido pasando de generación en generación, se ven advocadas al cierre ante la falta de personal cualificado y la garantía de relevo generacional. Mientras tanto, las grandes industrias invierten, cada vez más, debido a que su cuota de mercado crece a marchas forzadas.

Juntos, debemos poner en valor el intangible de nuestro oficio. Somos los únicos valedores de formulaciones antiguas, somos el resultado de una cultura ancestral, mantenedores de los productos que hacían nuestras familias en casa o en los hornos tradicionales y, todo esto, como consumidores, no podemos permitirnos perderlo.

Como consumidores, debemos exigir a las administraciones que actúen para que este legado cultural y gastronómico no se pierda. Necesitamos una ley de proteccionismo para sectores como el nuestro, así como una regulación de la formación profesional reglada que garantice una mano de obra cualificada. De lo contrario, estamos dejando perder muchos siglos de historia representada en la gran gama de productos que tenemos en la Comunidad Valenciana.

Consumiendo productos elaborados artesanalmente en el pequeño horno o pastelería de cada barrio, no solo estamos adquiriendo un producto alimenticio natural, sino que también estamos apoyando a pequeñas empresas locales y contribuyendo a la sostenibilidad económica de nuestra comunidad.

Mantener viva esta tradición no es solo una cuestión de preservar el pasado, sino también de garantizar un futuro más saludable para las generaciones futuras.

Desde el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia seguiremos apoyando la continuidad de nuestras panaderías y pastelerías tradicionales para que se conozca y reconozca el inmenso talento y dedicación de los profesionales que trabajan en ellas, porque solo así podeos asegurar que este oficio, del que tan orgullosos nos sentimos, perdure por muchas generaciones más.