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Va de bo

De la vega: un nuevo tiempo

De la Vega, el pasado domingo en Pelayo. laksdjlkadjad

La Piedra del Destino es el símbolo de la independencia de Escocia. Sobre ella se coronaban sus reyes hasta que, por derecho de conquista, el rey ingles Eduardo I, en 1296, se la llevó a la capital inglesa y allí ha estado hasta hace cuatro dias. El primer ministro Cameron la devolvió al castillo de Edimburgo en señal de reconocimiento a la identidad escocesa.

Desde las tierras altas de este viejo reino, sabemos de la victoria de De la Vega, y uno ha pensado en la apasionante historia de luchas célticas, de la obra civilizadora del hispano romano emperador Adriano, de la lucha religiosa entre el catolicismo y la diversidad protestante, de la convivencia ejemplar entre jóvenes de media Europa y razas africanas y asiáticas que hoy contemplas en Edimburgo y que respeta la tradición de los juegos gaélicos.

He pensado en esa victoria de la joven figura que llega a los trinquetes para sellar un nuevo tiempo, el del triunfo de la diversidad. Criado en las paredes del frontón, ha escalado los peldaños de la escalera que subía a los cielos, sin olvidar sus orígenes, sin olvidar su Piedra del Destino, la del Jacob bíblico.

Como símbolo de la independencia, De la Vega llega como los héroes escoceses dispuesto a mantener la bella tradición, que hoy es la historia de la diversidad. Aquel chaval que con 15 años lanzó una pelota con la izquierda desde el dau a la galeria del marcador de Pelayo estaba tocado por la gracia del Destino.

Ahora, como los reyes escoceses, se ha coronado sobre la piedra de Pelayo que tantas semejanzas simbólicas tiene con la de los escoceses

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