El pabellón de Tavernes Blanques ha cedido su uso al juego de pelota en la modalidad internacionalmente conocida como One Wall, porque hoy el idioma del imperio ya no es el castellano sino el de Shakespeare. Se juega allí este fin de semana la cita valenciana del Pro Tour, una serie de torneos que se reparten por diversas sedes europeas a lo largo del invierno. En Valencia hay quienes proponen el cambio de la denominación de esta especialidad de pelota por un nombre acorde con la identidad valenciana: jugar a la pareteta o jugar al rebotet. Un servidor prefiere el segundo. Le parece más comercial, más impactante. El nombre de Llargues se impuso en los torneos internacionales, entre otras cosas, porque es un sustantivo hermoso, fácil de pronunciar, corto y eufónico. ¿Servirá ese cambio de nombre para aceptar esta forma de juego como una de las tradicionales? ¿Tendremos que hacer pedagogía de las vivencias de muchos que jugábamos contra las paredes de las calles, de las iglesias, para reivindicar la naturaleza valenciana de esta manera de entender la pelota a mano? ¿Ha pensado alguien la potencialidad que encierra el juego de Rebotet-One Wall para la captación de nuevos practicantes que se aficionarán al Joc de Pilota y que progresarán en el conocimiento de todas sus especialidades? ¿Ha reflexionado alguien lo económico que para cualquier ayuntamiento supone levantar pequeños muros en parques, polideportivos, o escuelas? ¿Esa divulgación de la vieja modalidad que se puede jugar sin protecciones, con pelotas que valen un euro, atenta contra alguna verdad inamovible?
Miremos a las primeras figuras valencianas de la especialidad, masculinas y femeninas. Miremos a Sacha, por ejemplo, el considerado número uno europeo. Juega a One Wall, se siente a gusto con esa especialidad pero es figura en el juego a Llargues, jugará en unos días con Parcent la Champions en las calles de La Toscana; ha practicado la Escala i Corda y ha jugado campeonatos de casi todas las especialidades. Tomemos el ejemplo de Mar de Bicorp o de Victoria de València y comprobaremos su extraordinaria calidad técnica en todas las modalidades clásicas de la pelota valenciana. El One Wall, les permite la enriquecedora experiencia de competiciones internacionales, con los reconocimientos oficiales que les ayudan en su carrera estudiantil. Son ejemplos vivos de que la variedad es enriquecedora y no excluyente. Ni atenta contra ninguna identidad.
Esta cita con el One Wall es obra principal del club de la localidad, dirigido por entusiastas y decididas mujeres. Han conseguido convertir a esta localidad de l' Horta Nord en la capital mundial de la especialidad. A la cita de este sábado y domingo, se suma la que, a finales de octubre, acogerá la más grande de las competiciones de la especialidad en el seno de la CIJB: los ocho mejores jugadores del mundo, y las ocho mejores jugadoras en el Elite World CIJB que patrocina la Diputació de València. Una cita que pretende marcar un antes y un después en el propósito de consolidar este crecimiento.
