Zarra es un pequeño municipio del interior valenciano, ubicado al sudoeste de la provincia de València, que forma parte de la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes. Su término, de 49,7 km2, limita al norte con el de Jarafuel, al este con el de Teresa de Cofrentes, y al sur y oeste con el término de Ayora, todos ellos también del Valle de Ayora-Cofrentes. El casco urbano se localiza en la parte oriental de su término, al que se accede por una única vía de comunicación, la carretera CV-445. Se halla en las proximidades de la N-330. Se halla de Albacete, a menos de 80 kilómetros, y de la capital provincial, València, a 120 km (por el norte) y 140 km (por el sur).

Presa de los Comuneros, río Zarra. | L-EMV

En el relieve zarrino hay sierras, cerros, llanos, hoyas e incluso hoces. Las mayores elevaciones del término se encuentran en su parte central, en la sierra de las Atalayas, alineación montañosa de origen Cretácico que tiene dirección oeste-este y se encuentra culminada por una serie de cerros alomados: cerro de las Pedrizas (903 m), cerro de Pepe Juana (983 m), la Atalaya (985 m), pico de la Sima (931 m) y pico de la Mina (937 m). A los pies de la sierra, con dirección norte, se extienden los glacis cuaternarios hacia la rambla de la Espaldilla, superficies de ligera pendiente producto de la erosión que han sido ocupadas por cultivos de almendros y cereales principalmente.

En el sector suroeste, destacan las Hoyas de Caballero, colindantes a las Hoyas de Arona que se extienden por el término de Ayora, un paisaje de cereales que interrumpe la homogeneidad originada por los extensos pinares que recubren las laderas de los cerros y montañas.

Es en la parte oriental del término donde la morfología del terreno y el paisaje cambian. Lugar de contrastes. Es aquí donde los materiales del Triásico dan color al suelo con sus características tonalidades rojizas por la presencia de yesos y arcillas. Estos son los parajes de los Infiernos, el cerro de San Roque, el Rasmal y el cerro de los Cuchillos entre otros. Hallamos también materiales del Cuaternario, correspondientes a los depósitos aluviales localizados en los valles del río Zarra y de la rambla del Rasmal principalmente.

El río Zarra es el principal exponente de la red hidrográfica, afluente del río Reconque-Cautabán. En su recorrido encontramos paisajes de gran valor, como La Vega, y la Hoz, un valle estrecho y profundo, por donde transcurre encajado con trazado sinuoso. La rambla del Rasmal es su principal afluente.

Zarra, la joya del valle L-EMV

La población, economía y despoblamiento

Zarra es el municipio más pequeño del Valle, tanto en superficie como en población. Cuenta con 346 habitantes (2020) y la mayor parte se concentra en su casco urbano, emplazado en la ladera de la montaña a resguardo de las posibles crecidas del río Zarra, al norte, y su afluente el barranco de las Oliveras, que rodea la población por el sur y este. Aunque el estrecho callejero zarrino responde a un pasado medieval, sus orígenes se remontan siglos atrás como así han demostrado los restos encontrados en diferentes yacimientos distribuidos por el término.

De la Edad del Bronce aparecieron restos en el cerro de las Pasaderas, la Marsilla y la Mina, aunque son más abundantes los yacimientos ibéricos encontrados en las Peñas, los Molinillos, el Ral, Cabezuela de la Hoz y las Peñas. Éste último es de especial importancia ya que se descubrió una necrópolis ibérica, datada entre los siglos V y IV a. C.. De la cultura que le prosigue, la romana, los restos que aparecieron, menos frecuentes, corresponden al casco urbano y a la casa Tomate.

La población que se vio reducida de forma severa en 1609, tras el decreto de expulsión de los moriscos. Entonces se pasó de una población de 675 habitantes en 1609 a 84 en 1611. El crecimiento durante el siglo XVII fue muy lento, alcanzando los 352 habitantes en 1692.

Zarra, la joya del valle L-EMV

Su economía, tal y como dejaron constancia Cavanilles a finales del XVIII y Madoz a mediados del XIX, estaba basada principalmente en la agricultura y ganadería, con especial atención a las personas que trabajaban en la fabricación de horcas y garrotes procedentes del almez, árbol ampliamente distribuido por los márgenes de las huertas. Sus ramas, previamente guiadas, fueron la materia prima de una importante industria para la fabricación de mangos y útiles agrícolas, actividad actualmente testimonial.

Es en el siglo XX cuando Zarra alcanza su mayor auge poblacional, entre 1910 y 1950, periodo en el que cuenta con unos 1.000 habitantes. A partir de los años 50 comienza un proceso de despoblación, característico del mundo rural. Se pasa de los 1.004 habitantes de 1950 a 871 en 1960, a 687 en 1970, 663 en 1981 (ligero descenso debido al trabajo que supuso la construcción de la Central Nuclear de Cofrentes), y a los 425 de 1991. Entra el siglo XXI con 424 habitantes y esta cifra se incrementa hasta los 566 en 2011, años en los que numerosos extranjeros escogen Zarra para instalarse. A partir de entonces, Zarra ha perdido población, hasta alcanzar los 346 habitantes actuales. Como consecuencia, su población está envejecida. El 52% de sus habitantes tienen más de 60 años, y tan solo el 14% tiene menos de 25 años de edad. Una característica de su población es que una cuarta parte está formada por extranjeros.

Zarra, la joya del Valle L-EMV

Patrimonio, paisaje y turismo

Visitar Zarra es adentrarse a un atractivo pueblo rural en armonía con su orografía. Las casas y calles se han adaptado a la pendiente del terreno, dando lugar a un característico callejero con entramado sinuoso, estrecho y empinado. En el centro del casco urbano se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa Ana, cuyos orígenes se remontan al año 1760; con un rasgo singular, su torre campanario es exenta, construida más de un siglo después, en 1880, por el arquitecto García Barberá, autóctono de la localidad. Se ubica en el centro de la plaza, centro neurálgico zarrino, y el campaneo de sus campanas aún se realiza de forma manual.

Localizados en dos puntos del pueblo se encuentran dos de los grandes paneles cerámicos que componen la ruta histórica comarcal de la expulsión de los moriscos producida en el otoño de 1609. En ellos se han representado personajes locales y escenas de lo acaecido en Zarra durante ese trágico episodio histórico. Y entre panel y panel se pueden contemplar dos murales cerámicos realizados con la técnica del trencadís que hacen referencia a la importancia del cultivo del cerezo en la localidad y a la matanza del cerdo. Esta última tradición, la de la matanza, es la protagonista de la feria zarrina.

Una visita completa a Zarra incluye acercarse a conocer su lavadero municipal, prácticamente a las afueras del pueblo. Edificio cubierto y restaurado completamente funcional testigo de un pasado con pocas comodidades, destinado ahora a su disfrute y contemplación.

De los numerosos paisajes, destacamos el paraje de la Hoz, donde no hace tantas décadas el agua corría por su cauce y parte de ella era transportada hasta la Fábrica de la Luz. Hoy es un atractivo paisaje recorrido por el sendero PR-CV 463, Ruta de la Hoz de Zarra.

Vistas de Zarra. | POR Jesús García Patón, Jorge Hermosilla Pla. Universitat de València.

PASO A PASO.

1 Torre campanario exenta

2 Ayuntamiento

3 Panel cerámico nº4

4 Iglesia Santa Ana

5 Mural Tierra de cerezas

6 Mural de la matanza del cerdo

7 Panel cerámico nº 58 Lavadero municipal