Dime que me lees

La extraña pareja

La extraña  pareja

La extraña pareja / Manuel Peris

Manuel Peris

No, esta vez no son Jack Lemmon y Walter Matthau, aunque podrían haberlos interpretado en una improbable película, puestos a pedir, dirigida por Billy Willder. Pero no. Son Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga, la extraña pareja de la antropología divulgativa, coautores de La vida contada por un sapiens a un neandertal y La muerte contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara). Dos obras escritas en estado de gracia, siguiendo el principio horaciano de enseñar deleitando.

El escritor Juan José Millás, al que todos los lectores de este periódico conocen por sus magníficas columnas, ha construido para pergeñar ambas obras un habilidoso artefacto narrativo. Un relato por el que fluyen con naturalidad las «lecciones» de Juan Luis Arsuaga, catedrático de Paleontología y codirector de las excavaciones arqueológicas de la sierra de Atapuerca. Millás, que ejerce de narrador, monta toda una película en la que ambos se reparten dos papeles muy definidos. Por un lado, Arsuaga es el sapiens, el listo, el profesor, el hombre de ciencia escéptico y riguroso, un Epicuro del siglo XXI. Por otro, Millás se representa como un neandertal, un ignorante, un crédulo aún marcado por el pensamiento mágico; un Kropotkin, como le llama burlonamente Arsuaga.

Dice Arsuaga que se aprende en todas partes. De manera que el antropólogo embarca al periodista en un ameno y sorprendente recorrido por distintos espacios: de una feria de mascotas al mercado de Chamartín, de unas excavaciones arqueológicas a una juguetería, de un desguace de coches a un museo de ciencias naturales, de un restaurante japonés al parque de la Fuente del Berro, de un bosque de tejos a un gimnasio, de una sex shop a un hospital... A partir de lo que observan, Arsuaga despliega sus conocimientos ante un boquiabierto Millás, que va tomando nota de todo lo que le explica. Millás, que, sin embargo, no tiene un pelo de tonto, de paso da una gran lección de periodismo, haciendo gala de su curiosidad, sabiendo formular las preguntas más interesantes. Además, juega teatralmente a ser un neurótico y maneja con elegancia la autoironía, para permanecer en el segundo plano que exige el guion marcado.

No siempre es cierto aquello de «nunca segundas partes fueron buenas». La muerte contada por un sapiens a un neandertal es también un libro magnífico. Al final del relato, Millás le reprocha a Arsuaga que no hayan hablado suficientemente sobre el altruismo. El paleontólogo le dice que «el gran problema de la ciencia es la conciencia y la consciencia, la existencia de tú y el yo» y añade que «la aparición de la consciencia tiene que ver con la cooperación». Arsuaga le sugiere que, si siguen soportándose, podían escribir un nuevo libro sobre la consciencia, la inteligencia y la cooperación. Ya tardan.

Suscríbete para seguir leyendo