El ácaro oriental detectado en la Ribera tiene una forma de actuar muy específica. Afecta a las hojas, fundamentalmente en cítricos, pero también daña directamente el fruto. No es que sea una plaga agresiva ya que incluso desaparecerá por sí misma si bajan las temperaturas o con una pulverización adecuada. La imagen más habitual de un campo atacado por este tipo de ácaro son las hojas secas, que acaban en el suelo. Esa circunstancia de la caída de las hojas tiene una gran importancia porque el árbol se queda desguarnecido y una posterior helada puede causar daños muy importantes que mermarían de forma decisiva su producción, explican los técnicos consultados. c. alós alzira
