L'Alcúdia acaba de abrir estos días al tráfico circulatorio y peatonal el puente sobre el río Magro, construido a principios del siglo XIX para facilitar las comunicaciones y que durante décadas fue paso de la carretera nacional.
Lo ha hecho tras una actuación que ha permitido recuperar la fisonomía histórica del puente, con la eliminación de elementos incluidos en una reforma de mediados de siglo pasado que afearon su imagen. Ahora, como demuestran las dos fotografías que acompañan este texto, el puente recupera la barandilla de piedra en la cara sur, la misma que concibieron sus impulsores.
El ayuntamiento considera que la rehabilitación ha permitido dotar al puente de una imagen más respetuosa con la historia, al mismo tiempo que se moderniza un paso que utilizan decenas de automóviles y peatones a diario.
La intervención no ha dejado rastro de lo que el consistorio consideraba una desafortunada remodelación efectuada en la primera mitad del siglo XX. Ahora, visto aguas abajo el centenario puente tiene el aspecto original.
Las obras las impulsó el consistorio con apoyo financiero de la diputación ante lo que consideraban un importante riesgo para las personas que transitaban por la plataforma, especialmente en los horarios de entrada y salida de los operarios de las industrias radicadas en la margen izquierda del río. Con la reforma se ha recuperado el patrimonio cultural que representa el puente de l'Alcúdia y al mismo tiempo se ha ganado en seguridad.
«Dignidad histórica»
El alcalde, Robert Martínez, ha asegurado asegura que las obras aportarán la «dignidad histórica» al puente decimonónico conjugándola con una moderna pasarela peatonal.
Hoy el puente es también más funcional y permitirá a peatones y ciclistas circular por con mucha más seguridad y separados del tráfico a motor.
Las obras han supuesto una inversión de 380.439 euros, con una subvención de la diputación de 150.000 euros.
