Las disputas históricas por los lindes municipales siguen a la orden del día en plena era de la cartografía digital. Si el pasado verano Llaurí denunciaba que tras la digitalización del catastro los planos oficiales le habían «esquilmado» medio millón de metros cuadrados de término en favor de Alzira, Corbera y Favara respecto a los que se le adjudicaban a principios del siglo XX, ahora es este último municipio el que quiere que se le aclare hasta dónde llegan exactamente sus límites territoriales en la zona de la montaña.
Los técnicos municipales trabajan en la redacción de una consulta al Catastro para que determine específicamente qué parte de término le corresponde a Favara en la zona del observatorio forestal de l'Ouet, infraestructura que este municipio reclama en parte como suya.
El alcalde favarero, Pedro Juan Victoria, afirma que «nosotros creemos que la Caseta del Guarda —como denominan a l'Ouet— está en nuestro término, pero queremos que nos lo confirmen. Si no está del todo, por lo menos la mitad sí». Y añade que «siempre se ha dicho que de las aguas recayentes hacia Favara es nuestro término y al revés es de Alzira».
Aunque lo cierto es que Favara nunca ha intervenido en este refugio, que fue restaurado en 2013 por el consistorio de Alzira. Fuentes municipales alcireñas aseguran que pese a que está en el linde, el observatorio recae en su totalidad en el término de la capital.
Punto de confluencia
Pero hay un tercer actor en juego: Llaurí. El concejal de Medio Ambiente de este municipio, Vicent Pérez, defiende que l'Ouet es el punto de confluencia de los términos de Alzira, Favara y Llaurí y, por tanto, estima que «nadie puede apropiarse del mismo».
Alzira siempre ha emplazado el antiguo Observatorio Forestal en el Paraje Natural Municipal de la Casella. L'Ouet es conocido con este nombre por su característica silueta, semicircular y blanca, que preside uno de los picos que destacan en el valle de la Casella.
Rehabilitado por los alcireños
A una altitud de 533 metros sobre el nivel del mar, desde el mismo, se divisan unas excelentes panorámicas de toda la sierra, las comarcas lindantes y la franja costera. Fue construido como observatorio forestal en la década de los años 50 y, debido a su abandono tras el incendio que a finales de la década de los sesenta asoló el paraje, se había ido degradando hasta un estado alarmante que requirió una intervención urgente.
El viejo refugio también ha sido objeto de actos vandálicos que contribuyeron a su deterioro con problemas en el pavimento, la rotura del marco de la puerta, los tubos de cerámica de los ojos de las ventanas y los cimientos de uno de los lados de su estructura, de la que se estaban desprendiendo las piedras que reforzaban la base. Asimismo, en su interior y en los muros exteriores habían pintadas y grafittis.
