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Una histórica reivindicación vecinal

El movimiento de afectados, los cuales crearon incluso una asociación, fue clave para que se hiciera efectivo el desvío

Sacar la carretera nacional N-332, el semáforo de Europa como vino a llamarse en algún momento, del casco urbano de Sueca es una vieja reivindicación vecinal. Pero tras la puesta en servicio del desvío o A-38, la densidad del tráfico, si bien ha decrecido, sigue siendo notable en horas punta. Una de las claves estriba en que el polígono industrial se encuentra al sur de la población con lo que muchos de los conductores prefieren circular por dentro de la población antes de dar un pequeño rodeo para incorporarse a la A-38 desde el término de Cullera. Así, la peligrosidad se mantiene para los transeúntes. Los incidentes siguen produciéndose, en menor medida que antaño, si bien, hace unos años hubo que lamentar otro atropello mortal.

Cansados de los problemas que ocasiona la carretera que divide en dos el municipio, un grupo de los vecinos que a diario todavía la atraviesan para ir a bancos, comercios o al mismo ayuntamiento, decidieron organizarse y salir a la calle. De aquel movimiento vecinal nació la asociación que con el apoyo de autoridades municipales consiguió que se hiciera efectivo el desvío, si bien, la N-332 sigue siendo carretera nacional y no un espacio recuperado para las ciudadanas y ciudadanos. La manifestación más sonada se llevó a cabo en Semana Santa de 1997. La mañana de aquel día, durante horas, tan sólo circularon por el vial vehículos de emergencias.

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